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España necesitaría devaluar la moneda un 30% para reajustar su abultado déficit exterior

El déficit de la balanza por cuenta corriente ascendió a 58.615,4 millones de euros en el primer semestre del año (un 15% más que en 2007), que equivale ya al 10,65% del PIB. Así, España es el país más endeudado del mundo, en términos absolutos, tras EEUU. Habría que devaluar la moneda un 30% para reequilibrar las el balance exterior. Además, los números rojos se extienden a las cuentas públicas, con un déficit del 0,9% en el segundo trimestre.

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El déficit de la balanza por cuenta corriente ascendió a 58.615,4 millones de euros en el primer semestre del año (un 15% más que en 2007), que equivale ya al 10,65% del PIB. Así, España es el país más endeudado del mundo, en términos absolutos, tras EEUU. Habría que devaluar la moneda un 30% para reequilibrar las el balance exterior. Además, los números rojos se extienden a las cuentas públicas, con un déficit del 0,9% en el segundo trimestre.
LD (M. Llamas) El abultado endeudamiento que presenta la economía española es uno de los principales factores de riesgo en el actual contexto financiero, caracterizado por la falta de liquidez. Y es que, a mayor deuda mayor credit crunch (restricción del crédito), tal y como avanzó Libertad Digital.
 
El déficit de la balanza por cuenta corriente, que refleja los ingresos y pagos por operaciones comerciales, servicios, rentas y transferencias de la economía española con el resto del mundo, ascendió a 58.615,4 millones de euros en los seis primeros meses del año, lo que supone un aumento del 14,9 por ciento respecto a los 51.000,8 millones registrados en el mismo periodo de 2007, según datos del Banco de España publicados este viernes.
 
De este modo, el déficit exterior equivale al 10,65 por ciento del PIB en el primer semestre del año. Se trata del endeudamiento externo “más alto del mundo en términos absolutos después del de Estados Unidos”, tal y como recuerda el profesor del Instituto de Empresa (IE), Rafael Pampillón.
 
España pierde un 15% de competitividad en 10 años
 
Dicho dato pone de manifiesto una “pérdida de competitividad de nuestra economía”. Según el analista, los factores que han contribuido a agravar este deterioro es la inexistencia de una “política propia de tipo de cambio que nos impide devaluar” y “nuestra mayor inflación, que hace nuestras exportaciones más caras y nuestras importaciones más baratas”.
 
“El persistente déficit por cuenta corriente que desde hace 10 años asola España se encuadra en la pérdida de competitividad, que desde enero de 1999 ha sido un 15 por ciento”, recuerda Pampillón.
 
El problema es que “al comprar en el exterior más de lo que vendemos, necesitamos endeudarnos con el resto del mundo”. Además, tal y como recuerda Pampillón, “en estas circunstancias de escasez de crédito, es decir, de financiación difícil y cara [el precio de emitir deuda pública española se encarece por momentos con respecto al bono alemán], es más necesario que nunca atraer inversión extranjera que permita financiar de forma más fácil y barata el elevado déficit exterior.
 
Es decir, “se precisa mejorar la competitividad de la economía española para reducir el déficit externo”, ante la “ausencia de una política de tipo de cambio” que permita devaluar la moneda. En este sentido, los analistas consultados por LD, señalan que España tendría que devaluar casi un 30 por ciento su moneda para reequilibrar la deuda de la economía con el exterior.
 
La crisis acaba de "comenzar", según S&P
 
La devaluación consiste en reducir el valor nominal de una moneda corriente frente a otras monedas extranjeras, y se suele emplear con el fin de reducir costes, atraer inversión, así como incrementar las exportaciones y disminuir las importaciones del exterior.
 
Pese a ello, este tipo de ajustes suelen conllevar un sustancial impacto económico. Además, puesto que la política cambiaria depende del BCE, “España está abocada a la parálisis económica durante un tiempo prologado”, puesto que el elevado coste de la deuda engulle la riqueza que genere el país, según advierten los expertos del Observatorio de Coyuntura Económica del Instituto Juan de Mariana consultados.
 
A ello se suma la “importante desaceleración económica que está en marcha”, según un reciente informe de Standard & Poor´s, que ya habla claramente de recesión económica. “Creemos que el deterioro en España tan sólo está en sus etapas iniciales”. De hecho, la agencia internacional de calificación afirma que existe un “riesgo grave de que el golpe sea, incluso, comprable a la crisis de comienzos de los 90”, tal y como avanzó LD.
 
El problema es que esta vez no hay salida fácil. España no puede devaluar su moneda, como hizo en ocasiones anteriores, ni recurrir a un estímulo monetario de emergencia. Y es que el BCE no parece estar dispuesto a bajar tipos, ya que su prioridad es combatir la inflación de la eurozona.
 
Necesidad de reformas estructurales de calado
 
Por ello, “ante la ausencia de una política de tipo de cambio, el equilibrio exterior y la mejora de la competitividad sólo son posibles a través de la estabilidad de precios, estímulo a la competencia y reformas estructurales que permitan una mayor movilidad de los factores productivos y mayor flexibilidad de la economía”, advierte Pampillón.
 
Es decir, justo lo contrario de la política económica anunciada por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para combatir la crisis económica que sufre el país. En este sentido, el Ejecutivo rechaza las reformas estructurales de calado que recomienda el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de España, tal y como avanzó LD. Además, Zapatero aboga por incrementar el gasto público (es decir, más deuda), lo que obligará a aplicar una nueva subida de impuestos.
 
Como resultado, los números rojos no sólo afectan ya al mercado exterior español, sino también a las cuentas públicas. El Estado se ha gastado 22.000 millones de euros de más en lo que va de año y ha dilapidado el superávit de las cuentas públicas en un tiempo récord.
 
El déficit público se dispara
 
La caída de los ingresos fiscales, por el derrumbe de la actividad inmobiliaria y la deducción de 400 euros en el IRPF a los trabajadores, así como el gasto social comprometido en campaña, ha generado un déficit equivalente al 0,89 por ciento del PIB, cuatro veces más que lo que permite la Ley de Estabilidad Presupuestaria.
 
Y todo indica que la recaudación tributaria, tanto del Estado, como de las Comunidades Autónomas, seguirá disminuyendo en el futuro. Es decir, aumentará el desequilibrio de las cuentas públicas, con los que los contribuyentes españoles tendrán que afrontar con sus impuestos el pago de una deuda cada vez más pesada.

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