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"NO QUIERO HABLAR MÁS DE LO OCURRIDO"

Farruquito: "Sobre cómo me he sentido en la cárcel no se lo he contado ni a mi madre"

El País Semanal dedica el domingo un extenso reportaje al bailaor flamenco Farruquito, que ahora triunfa de nuevo en los escenarios mientras disfruta del tercer grado de su condena por homicidio imprudente tras el atropello mortal de Benjamín Olalla. "Cometí un grave error, pedí perdón", afirma, confesando que le hace sentir "muy incómodo" hablar del tema. "Estoy pagando por lo que hice", dice, a la vez que "intenta ser mejor persona" y considera que "la gente hace lo que quiere con la imagen de los demás".

El País Semanal dedica el domingo un extenso reportaje al bailaor flamenco Farruquito, que ahora triunfa de nuevo en los escenarios mientras disfruta del tercer grado de su condena por homicidio imprudente tras el atropello mortal de Benjamín Olalla. "Cometí un grave error, pedí perdón", afirma, confesando que le hace sentir "muy incómodo" hablar del tema. "Estoy pagando por lo que hice", dice, a la vez que "intenta ser mejor persona" y considera que "la gente hace lo que quiere con la imagen de los demás".
(Libertad Digital) Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito, ingresó en prisión hace 18 meses, y en septiembre de 2009 gozará de libertad condicional. Ahora se encuentra en pleno Tercer Grado, con una pulsera concedida por Instituciones Penitenciarias de cara a controlar todos sus movimientos. Es por ello por lo que debe pasar un mínimo de ocho horas diarias en su domicilio y pedir permiso para salir de Sevilla. En enero de 2010, según El País Semanal, habrá cumplido su condena por homicidio imprudente.
 
Mientras tanto, triunfa de nuevo con Puro, su nuevo espectáculo en el que rubrica su regreso a los escenarios. En la entrevista concedida a la revista, Farruquito confiesa que para desarrollar su carrera ha tenido que guiarse "por los sentimientos y no obsesionarse con lo correcto", considerando que "la gente que me conoce me dice que siempre he sido una persona más madura de lo que se esperaba de mi edad. Cada experiencia nueva te hace aprender y darte cuenta de cosas nuevas", confiesa al respecto del balance de la tragedia.
 
"Sobre cómo me he sentido en la cárcel no se lo he contado ni a mi madre. En realidad, he hablado muy poco sobre todo lo que ha pasado en mi vida en los últimos tiempos. La gente sabe que he estado en la cárcel, que ahora llevo puesta una pulsera que controla mis movimiento y que estoy pagando por lo que hice". "Eso es lo que hay, me siento muy incómodo hablando de ello. Prefiero que la gente me juzgue como el artista que soy", afirma.
 
En el artículo de El País Semanal, titulado "La penitencia del Príncipe Flamenco", el bailaor afirma que "la gente hace lo que quiere con la imagen de los demás, la utiliza para sus fines". Al respecto del tratamiento que se le ha dado, considera que "personalmente, he hablado en público muy poco de todo esto, porque lo considero algo demasiado íntimo y doloroso".
 
"No quiero hablar más de lo ocurrido"
 
Tal y como recopila El País semanal, el bailaor se encontraba en la cima de su éxito cuando se produjo el trágico atropello. Elegido el mejor bailarín de 2001 por el New York Times, seleccionado por People como uno de los famosos más guapos y fotografiado por Richard Avedon.
 
"Cometí un grave error, pedí perdón, dije que me arrepentía y era sincero; como dice el refrán, a un embustero se le coge ante que a un cojo". Dije lo que sentía, pero no quiero hablar más de lo ocurrido. Me siento muy incómodo, me recuerda cosas muy malas. Prefiero mirar hacia delante y dejar el pasado donde está", confiesa en El País Semanal.
 
Circulando a más de 80 kilómetros por hora por una zona delimitada a 40, sin carnet de conducir y sin seguro, atropelló mortalmente a Benjamín Olalla y huyó del lugar, reparando el coche posteriormente en un taller de Málaga y ocultando la verdad hasta mucho más tarde. "Tenía mucho miedo. No pensé en lo que iba a decir a la gente. Mi cuerpo iba solo", confiesa.
 
Farruquito inculpó a su hermano menor del crimen, que sólo fue descubierto tras unas escuchas telefónicas a los policías corruptos que colaboraron en el caso. Ahora, tras 18 meses en prisión y con un comportamiento modélico, ya ha pagado 102.483 euros de indemnización a la viuda, además de otros 16.500 a cada uno de los progenitores de Orellana.

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