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Adolfo D. Lozano

Mozart murió por falta de vitamina D

No podemos saber con absoluta certeza hasta qué punto exacto la falta de vitamina D fue determinante para la muerte final de Mozart, pero es indudable que jugó un papel, y uno muy importante.

Pocos músicos en la historia pueden rivalizar en grandeza y relevancia con Wolfang Amadeus Mozart. Niño prodigio, con sólo cinco años ya componía obras para deleite de la aristocracia y llegó a firmar más de seiscientas creaciones musicales. Pero el mito de Mozart, más allá de su esplendor artístico, se ha además alimentado siempre por su prematura muerte con sólo treinta y cinco años. Una muerte cuya causa siempre ha sido motivo de especulación.

William Grant, director del Sunlight, Nutrition and Health Research Center, y Stefan Pilz, del Departamento de Medicina Interna, Endocrinología y Metabolismo de la Universidad de Graz, en Austria, han recientemente aportado una novedosa pero coherente hipótesis acerca de la temprana muerte del gran Mozart. Sigamos su razonamiento. En primer lugar, se sabe que Mozart sufrió de enfermedades y problemas como viruelas, fiebre tifoidea, amigdalitis, así como infecciones respiratorias. Si recopilamos los datos disponibles de 1762 a 1783 (Mozart vivió entre 1756 y 1791), se comprueba que las infecciones de Mozart –pues sus enfermedades eran eminentemente infecciosas– tuvieron lugar entre mediados de otoño y mediados de mayo, raramente en verano. Hay que tener en cuenta que en Viena, dada su latitud, es imposible generar vitamina D a partir del Sol todo el otoño e invierno y parte de la primavera. Consideradas sus enfermedades habituales, las infecciones respiratorias infecciosas –como la tuberculosis– han sido relacionadas con falta de vitamina D en innumerables ocasiones. En este sentido, cabe recordar cuál fue parte de la principal terapia de otro gran músico, Chopin, en 1838 para tratar su tuberculosis: trasladarse a la soleada isla de Mallorca. Buceando en la literatura científica, en 2008 encontramos un interesante estudio sobre la incidencia de tuberculosis y vitamina D en nuestro país. El estudio comparó dos localidades vascas costeras (Deba y Mutriku) con dos vascas del interior (Ermua y Mallabia), todas con semejante nivel de renta per capita. Para el período analizado, las localidades interiores tuvieron una incidencia del triple de casos de tuberculosis. Lo relevante, además, era que las embarazadas en las localidades interiores tenían casi la mitad de vitamina D que las de las costeras.

Aparte de la latitud de la ciudad de Viena, la carencia de Sol para generar vitamina D se vio aún más agravada en el caso de Mozart por sus horarios y estilo de vida. Y es que según los autores Mozart solía ser prolífico componiendo de noche, dedicando habitualmente el día para dormir. Grant, además, cree achacable a falta de vitamina D la muerte del músico Gustav Mahler en 1911 y de Jacqueline Mary du Pre en 1987 con 42 años por esclerosis múltiple. Precisamente, tras años conociendo la relación observacional entre baja vitamina D e incrementado riesgo de esclerosis múltiple, un reciente estudio de la Escuela de Medicina de New Jersey en colaboración con la Universidad de Standford parece arrojar luz sobre el mecanismo que aquí opera. Teniendo en cuenta que la esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune (donde el sistema inmunitario acaba atacando el propio cuerpo), ésta parece cursar en gran parte debido a la producción en el cerebro por parte del sistema inmunitario de una proteína llamada interleuquina-17. Por un lado, la vitamina D genera células inmunitarias T, que combaten la interleuquina-17, y por otro cuando la vitamina D se une a su receptor acaba silenciando un gen que estimula esa interleuquina.

No podemos saber con absoluta certeza hasta qué punto exacto la falta de vitamina D fue determinante para la muerte final de Mozart, pero es indudable que jugó un papel, y uno muy importante. En el peor de los casos, todo apunta a que una mayor exposición solar en su vida –a falta de suplementos de vitamina D– habría prolongado su esperanza y sobre todo su calidad de vida. Por cierto, ¿cuándo murió Mozart? En 1791. Exactamente, el 5 de diciembre.

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