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Agapito Maestre

Ciudadanos es clave

Trabajo y Nación. Es el programa de la nueva política. Sencillo. Ahí radica el éxito de Ciudadanos.

Trabajo y Nación. Es el programa de la nueva política. Sencillo. Ahí radica el éxito de Ciudadanos.
EFE

Ciudadanos está consiguiendo que cale una sencilla idea crítica entre millones de españolitos de todo el territorio nacional. Los partidos políticos han estado, o peor, han conseguido estar por encima del Estado-nación, España. Por el contrario, para Ciudadanos la nación española, el interés general, está por encima de todos los partidos políticos, las particularidades, incluido el propio partido de Ciudadanos. No existe, pues, otra vía para que la democracia española se regenere que poner la Nación por encima de los particularismos. Eso es la nueva política que, por cierto, Ortega y Gasset formuló en 1914, y desarrolló en una extensa y magistral obra de filosofía política durante toda su vida. He ahí el principal aporte del partido de Rivera a la necesaria reforma del sistema democrático español: es imposible el desarrollo de la democracia sin un Estado-nación fuerte en el seno de la Unión Europea.

Hoy, por fortuna, asistimos al tránsito de la vieja a la nueva política no sólo en términos de formulación ideológica, sino que también es algo real, histórico y, como todo lo que tiene vida, contradictorio. Gracias a Ciudadanos vivimos una apasionante nueva etapa histórica; por eso, precisamente, no me extraña que crezca su militancia entre personas que antes no habían militado en otros partidos políticos. Son ciudadanos de base a los que les ha llegado el mensaje y el designio histórico de este partido: España, la generalidad, está por encima de todas las empresas particulares, incluidos los partidos políticos. Son también muchos los simpatizantes, los votantes y los cuadros de otros partidos que se han percatado de esa aportación y buscan sitio en Ciudadanos.

Además, y esto es lo más seductor del partido naranja para quienes observamos con distancia la vida política española, Ciudadanos ya no es potencia. Es acto. Una mujer en Cataluña, Inés Arrimadas, ha conseguido mostrarnos la grandeza de la filosofía de Aristóteles. Nos ha hecho tocar con los dedos que Ciudadanos no es algo en construcción sino que es una realidad. Ciudadanos ha ganado en Cataluña. Es un partido sólido. Ciudadanos es vital para España. Puede, más que puede, debería ganar en España. Cierto que las señales de Ciudadanos han sido múltiples en los últimos años para saber de la envergadura de este proyecto (yo mismo escribí un libro para dar razón de este partido), pero ha sido ahora, en una situación trágica para todos los españoles, cuando hemos sentido y razonado que el discurso y la acción, las propuestas reflexivas y las medidas concretas, la argumentación y las pruebas prácticas que han dado los dirigentes de Ciudadanos, en los últimos diez años, son suficientes para convertirse en el partido que saque a España del marasmo de los particularismos partidistas y regionales.

Ciudadanos es clave para la nueva España. Sí, sí, entérense bien, señores al servicio del poder de Rajoy y Sánchez, comisarios de los medios de comunicación que cobran de La Moncloa, editorialistas e ideólogos del PP y PSOE, Ciudadanos es no sólo el partido que dará mayorías sino que Ciudadanos podría gobernar España; la cosa es fácil de entender, incluso para quienes se obstinan en matar la democracia con la revolución, si leen con mirada limpia lo que declaró el domingo pasado Albert Rivera: "Si llego al Gobierno, mi prioridad sería, en el plano económico-social, el paro y la precariedad. Y, en otro plano, la unión de los españoles. Cataluña como síntoma, no como problema". Trabajo y Nación. Es el programa de la nueva política. Sencillo. Ahí radica el éxito de Ciudadanos. Solo al alcance de quien lea su mensaje, reitero, con mirada limpia, o sea no ideológica. El resto es faramalla.

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