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Agapito Maestre

Descomposición del PSOE

Estamos ante una crisis de proporciones desconocidas hasta ahora en el sistema político español.

¿Es la crisis socialista de Madrid un parte aguas en el proceso de deterioro que viene sufriendo este partido en los últimos años? Quizá. Habrá quien considere que era inevitable tomar esta decisión para detener el nivel de deterioro de este partido en Madrid; y, por supuesto, otros dirán lo contrario. No sé, en verdad, si la suspensión de la Ejecutiva socialista del PSOE de Madrid es el principio del fin del PSOE, pero revela una crisis de proporciones desconocidas hasta ahora en el sistema político español. Cualquier observador no político de lo que pasa en España, es decir, de alguien que se sitúe en el campo de la verdad, levantará acta de un hecho incontrovertible: el PSOE entró hace tiempo en descomposición. Zapatero lo condujo al borde del abismo con su juego suicida a favor del nacionalismo secesionista.

A partir de ahí, nadie debería olvidar que, salvo en la Comunidad Autónoma de Andalucía y por la colaboración de IU, el PSOE es un partido sin apenas poder en España. Perdió las elecciones municipales, las autonómicas y las generales. Miles de cargos públicos se quedaron sin trabajo o a expensas de la benevolencia de sus adversarios. No renovó su discurso ideológico ni político, menos aún quiso enterarse de lo que suponía la crisis económica. El cambio de su liderazgo se hizo muy tarde y de modo desvaído. El PSOE parece haber quedado reducido a una representación escénica a la que mucho le ayudó el PP, entre otros motivos, porque era necesario mantener el sistema bipartidista.

¿Qué pone en evidencia esta crisis de la federación socialista de Madrid? Que apenas importa por qué motivo o razón se ha tomado una medida tan radical que excluye, o mejor, expulsa a la Ejecutiva socialista de Madrid. En efecto, quizá Pedro Sánchez y su equipo han decidido prescindir de Tomás Gómez como medida profiláctica ante los procesos judiciales en los que se podría ver imputado en los próximos meses. Tampoco se excluye que la medida haya sido tomada, como dice Gómez, para asentar el liderazgo de Sánchez. Pero, por desgracia, nada de eso importa ahora. Las causas de esa medida pasan a segundo plano. Lo determinante, aquí y ahora, es que el PSOE alberga en su seno posiciones irreconciliables. He ahí la tragedia socialista. He ahí el fracaso de un partido que se presenta como el adalid de la pluralidad y la democracia. He ahí el fin, la muerte, de un partido. La medida de Sánchez contra Gómez deja al desnudo al PSOE. Este partido es un edificio en ruina. De momento, solo vemos los andamios que soportan la fachada, detrás todo es ruina. Sobre ese inmenso solar se alza Podemos. Por cierto, ¿por qué Sánchez no ha expulsado a Zapatero, Bono y Page del PSOE por reunirse con Podemos sin contar con él?

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