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Agapito Maestre

El castrismo oculto

Sí, señor investigador principal, los gobiernos de Aznar se enfrentaron repetidas veces a Castro y acogieron con especial cariño a la disidencia cubana en el interior y el exterior, o sea, todo lo contrario de Zapatero.

El ejército, el servicio secreto y, sobre todo, el apoyo de la izquierda iberoamericana, incluida la española, a la tiranía de Castro serán los principales escollos que tendrán que superar los cubanos para instalar un sistema democrático. Esa era, en efecto, la principal conclusión de mi anterior columna, pero, hoy, no puedo dejar de añadir a un actor menor, casi ridículo, en ese proceso reaccionario para que no caiga la dictadura: los analistas que miran, dicen ellos, con objetividad el régimen cubano. Esa gente, atildada con modales pedagógicos, es incapaz de reconocer que Cuba es algo peor que una dictadura. Es una tiranía. Les falta coraje e inteligencia para pensar qué pasa en Cuba. Serán fieles servidores en España de los sanguinarios dirigentes cubanos.

En España, esa gente abunda por todas partes, especialmente en las universidades y en las redacciones de los medios de comunicación. Son los "investigadores" obtusos que no se atreven a decir nada que cuestione al patrón. Son "pobres" ideólogos al servicio, hoy, del zapaterismo, y mañana del que venga. A veces se disfrazan de profesorcitos, y otras de analistas de "América Latina", porque no saben distinguir entre Iberoamérica y la amanerada expresión "América Latina". En fin, van de "progres" y, en verdad, lo son, porque no dicen nada más que majaderías, o peor, obviedades y lugares comunes.

Este jueves, en la tercera de ABC, hallé una columna que quizá pudiera inscribirse en esta tendencia cobarde y meliflua, que tiende antes a ocultar la tiranía cubana que a mostrar las salidas de Cuba hacia un futuro sistema democrático. Decía este señor, cuyo nombre me ahorro para no crear entes reales o de ficción sin necesidad, que "en líneas generales se puede decir que la política cubana de los dos últimos gobiernos españoles no ha sido muy diferente y que la continuidad primó sobre la ruptura". Eso es, sencillamente, mentira. Ni en líneas generales ni en líneas concretas puede mantenerse tal falsedad sin sentir vergüenza, y menos todavía puede consentirse tal tropelía al investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano. Este señor seguro que sabe que los gobiernos de Aznar fueron inflexibles con el dictador, pero prefiere ocultarlo para salvar su pobre pellejo. Sí, señor investigador principal, los gobiernos de Aznar se enfrentaron repetidas veces a Castro y acogieron con especial cariño a la disidencia cubana en el interior y el exterior, o sea, todo lo contrario de Zapatero.

En fin, ¿por qué este "analista" niega lo evidente? Si tanto equipos solventes de investigación, por ejemplo, el GEES, que reconocía en este periódico que nuestro país había pasado de ser un adalid de la democracia y los derechos humanos en la isla caribeña a convertirse con Zapatero en el más firme aliado de la dictadura castrista en Europa, como cualquier ciudadano medio atento a nuestra política exterior, que critica las simpatías de Zapatero por Castro, reconocen que ha habido un cambio radical en la política exterior española con respecto a Cuba, entonces ¿por qué este "analista" lo niega? Porque lleva un castrista escondido en su inteligencia y su bolsillo.

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