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Agapito Maestre

Entre la crueldad y el silencio

Pocos dudan de que, desde ahora hasta que lleguen las elecciones, asistiremos a espectáculos de propaganda propia de la negra socialdemocracia del Sur de Europa. Nadie, pues, se extrañe si ve entre rejas a algún líder de la oposición.

El PSOE ha salido en tromba este domingo de octubre contra el PP. Blanco no ha dejado títere con cabeza. El PSOE vuelve a demostrar, una vez más, que es un partido tocado por el totalitarismo. Porque no quiere Oposición, o sea, crítica, prefiere perseguir a la alternativa política que decirnos cómo sacarnos del atolladero económico y moral en el que se desangra este país. El Gobierno de guerra formado por Zapatero ya está funcionando a pleno rendimiento. La coordinación entre el Gobierno y el Partido es perfecta. Rubalcaba marca la pauta en el Gobierno y Blanco reparte zurriagazos al PP desde el Partido.

Gobierno y Partido son siameses contra los buenos modales de Rajoy. De momento, según las encuestas, va ganando el "líder" sosegado y tranquilo que sólo se preocupa por el bienestar de todos los españoles. Ese hombre no entra en asuntos escabrosos como la "memoria histórica", la educación para la ciudadanía, el aborto, la violencia de género, etcétera. De momento, sí, las encuestas le dan unos buenos resultados sobre el PSOE. De acuerdo, pero pocos dudan de que, desde ahora hasta que lleguen las elecciones, asistiremos a espectáculos de propaganda propia de la negra socialdemocracia del Sur de Europa. Nadie, pues, se extrañe si ve entre rejas a algún líder de la oposición.

El primer relato ante la prensa de su portavoz, el vicepresidente primero del Gobierno, fue diáfano. Aquí todos los ministros explicarán qué está pasando, es decir, todos seguirá la cartilla que fije el Consejo de Gobierno y cada uno intentará endosársela a los ciudadanos como Dios le dé a entender. O sea, o hacen todos ideología de acuerdo con Rubalcaba o van a la calle. Quien se esconda, no lo duden, será expulsado del Consejo. La ideología funciona, en efecto, a corto, medio y largo plazo. A la ideología, es decir, a la falsificación de la realidad no le importan las encuestas electorales, las críticas de la Oposición o las objeciones de los medios de comunicación.

La ideología es una falsificación absoluta de la realidad para mantenerse en el poder. No han pasado todavía tres días del nombramiento del nuevo Gobierno y ya han estigmatizado a un alcalde del PP por unas declaraciones ridículas, la gaviota pepera sustituye al aguilucho de Franco y Rajoy es un tipo sin agallas para decir qué quiere hacer con España. No es poco para tres días. Para Zapatero y su partido sólo hay un objetivo: desestabilizar a Rajoy y su gente. Cualquier pretexto será bueno para llamarles fascistas, imbéciles y, en fin, basura que no sirve ni como abono para reciclar el suelo de la democracia. Si alguien no se creía lo anunciado por este comentarista, entonces sólo tiene que observar la comparecencia del valido Rubalcaba fijando las intenciones del nuevo Gobierno ante las próximas elecciones, a saber, el Partido está por encima de los intereses generales y de la nación.

La pregunta inmediata es cómo responderá el PP ante este ataque; ante esta ola de violencia ideológica propagada a los cuatro vientos por el propio Rubalcaba, y ratificada el domingo por Blanco en un mitin sin desperdicio, cómo reaccionará Rajoy y su gente. ¿Bastará para parar tanta miseria socialista denunciar que "el PSOE se radicaliza" para ganar las próximas elecciones? Me temo lo peor. Creo que es insuficiente ese no hacer, o querer hacernos creer que seguirá con su marcha tranquila hasta el día de las elecciones. No es fácil hacer el relato de la crueldad de los socialistas. Pero es aún más difícil levantar acta de la estulticia, o peor, cobardía del hombre que no tiene sangre para decir: ¡Basta ya! Aquí la democracia es de todos.

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