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Agapito Maestre

¡España es solo un mercado!

Un Congreso de los Diputados incapaz de reaccionar ante quienes cuestionan su existencia queda reducido a mala retórica.

El gallinero mediático está revuelto con la elección de Sánchez. La gente peor informada cree que crecerá el poder de Podemos y el PSOE, e incluso algún que otro atolondrado pretende asustarnos con una "revuelta de carácter revolucionario". Son ganas de justificarse. Mentiras sobre mentiras sobre la única realidad de España: su retórica. De este país, España, sólo queda retórica. Decir lo contrario es mentir. Hoy por hoy, nuestro mayor peligro es ocultar la realidad, o sea, este país ha muerto.

¿Que quieren pruebas de su fallecimiento? Por favor, amigos, abran los ojos. Están por todas partes. Bastaría levantar acta de la impasibilidad del jefe de Gobierno ante cualquiera que dé patadas ante el cadáver de la nación. El Ejecutivo no hace nada contra la agresión frontal que todos los españoles, empezando por los de Cataluña, estamos sufriendo del mesogobierno de Cataluña. Calla Rajoy, o peor, solo dice simplezas contra la agresión que nuestros derechos fundamentales sufren todos los días por las acciones del gobierno de la Generalidad. Y, por supuesto, callan todos los parlamentarios españoles, empezando por la presidenta de las Cortes Españolas, ante el mayor ataque que ha recibido la democracia en su corta historia. Un Congreso de los Diputados incapaz de reaccionar ante quienes cuestionan su existencia queda reducido a mala retórica. La declaración de independencia de Cataluña si no hay referéndum, anunciada por la prensa el pasado lunes, asusta a muy pocos, o peor, se diría que la desaparición de España carece de significado para la inmensa mayoría de españoles. Terrible.

¿Quieren ustedes más pruebas para levantar acta de la muerte real de España? Miren a Podemos, la tercera fuerza política del país, que no es nada en el Parlamento. ¿Para qué queremos un partido político, como Podemos, si es incapaz de traducir sus energías en leyes y medidas aprobadas por el Parlamento?, ¿para qué una moción de censura si tiene que defenderla en las calles?... Podemos es poca cosa, casi nada, por ejemplo, la manifestación de Podemos del sábado en la Puerta del Sol ya está olvidada. Tampoco da para mucho lo del PSOE; por ejemplo, el triunfo de Sánchez a la Secretaria General del PSOE fue devorado la misma noche del domingo. Ha desaparecido de la escena política. Lleva sin decir nada más de tres días. Tengo la sensación de que este hombre ha pactado con los independentistas catalanes hasta la política de información, o sea, serán los golpistas quienes se desgastarán en esa labor de propaganda contra la desaparición de España.

Nadie se engañe, pues, con revoluciones, unidades populares y mociones de censura. Aquí no pasa nada. Nunca pasará nada, sencillamente, porque ya ha pasado. Parece que solo nos queda la retórica, la mala retórica, para sobrevivir a la realidad. Trágico país es el que no tiene mayor aspiración que dejar pasar el tiempo. Sí, aquí nunca pasa nada. España es un país para disfrutar del sol y las playas. España es un país para pasarlo bien. España es un territorio tranquilo para jubilados europeos. Devastado el tejido cultural y político de lo que una vez fue una nación, que tuvo un cierto ímpetu por ser algo en Europa, solo nos queda conllevar con resignación nuestro final. Aceptemos nuestro sino: España es un país desintegrado con una vida cotidiana agradable. Europa, mejor dicho, Francia y Alemania nos protegen, porque no tenemos pretensión alguna de nada. Seguiremos siendo bien vistos como una gente pacífica del Sur. Eso es todo.

¿España se desmorona? No, amigo, está desmoronada. Solo queda como un mercado de casi 50 millones de personas. También está el fútbol, los toros en algunas ciudades y los bares. Crece un poco el empleo y la gente reza por tener un trabajo de 800 euros… ¡Miserias! Tendremos, pues, Rajoy para rato, sencillamente, porque este no exige nada a nadie. Se trata de dejar correr el tiempo y de mantener el funcionamiento del mercado tomando unas pocas medidas con el consentimiento del Parlamento. Una sociedad acobardada, asustada y empequeñecida mira con delectación al hombre impasible que los representa: Rajoy. España es un país de cobardes con un presidente a su medida. Ni Podemos crecerá, ni el PSOE se unirá a los amigos de Maduro, ni Cs dará un salto cualitativo… Todo seguirá igual. Languidez, crepúsculo y agonía en las playas de España.

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