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Agapito Maestre

España soberana

Los golpistas catalanes han querido el enfrentamiento desde el principio. Lo están consiguiendo. Perderán.

El Gobierno de España está siendo claro. No habrá referéndum. Ningún Gobierno del mundo podría aceptar este referéndum, sencillamente, porque no es un acto consultivo sino una muestra o ensayo definitivo de secesión de España. Ese referéndum sería un acto de una inexistente soberanía catalana frente a la soberanía de España. Es algo inimaginable en un país normal. El Estado español se impondrá. Ganará. España es un hecho del que forma parte la región catalana. Ya no hay nada sobre lo que hablar con los golpistas catalanes que estarían llevando hasta sus últimas consecuencias el asesinato de la política. De la democracia. Los golpistas catalanes han querido el enfrentamiento desde el principio. Lo están consiguiendo. Perderán.

Mientras tanto, mientras vemos entrar en prisión a los golpistas, preparémonos para lo peor. De momento, la violencia golpista está siendo controlada con inteligencia y frialdad por el Gobierno de España. Los golpistas catalanes buscan desesperadamente la violencia. Necesitan choques violentos para su criminal causa. Necesitan víctimas para alimentar su intento secesionista. Necesitan muertos para alimentar su odio. La respuesta gubernamental está siendo medida, proporcionada y previsible. Es propia de un Gobierno que defiende el Estado de Derecho. Las advertencias de nuestro Gobierno a la ciudadanía son claras y reiterativas para quien no esté fanatizado por los nacionalistas o las barbaridades de Pedro Sánchez y su "nación de naciones". Son avisos muy precisos: no habrá referéndum. Se aplicará la ley para defender la soberanía nacional. De hecho, ya se está aplicando; de hecho, cada día que pasa, estamos asistiendo a una nueva revelación de las acciones legales del Gobierno; de hecho, como está reflejándose en los apoyos intelectuales y políticos que recibe el Gobierno, ya empieza a aceptarse con toda naturalidad que se aplicará el artículo 155 o alguna medida similar de la Constitución.

A medida que los golpistas sigan desobedeciendo las leyes y radicalizándose, o sea, sigan ejerciendo medidas cada vez más violentas contra la ciudadanía española, el Gobierno contestará con proporcionalidad hasta que llegue la hora de suspender la autonomía de Cataluña. El Gobierno no cederá. La Guardia Civil y el Ejército cumplirán fielmente con la democracia. El Estado democrático ganará.

Y, mientras tanto, mientras llega el desenlace, tendremos que seguir soportando a los ideólogos de los golpistas que se cuelan por todas partes. Están en el Parlamento nacional, en las Asambleas regionales y los municipios, en los sindicatos y, por supuesto, en los periódicos… La última declaración golpista que he leído me ha producido asco. Salió en El Mundo. Este periódico le da voz, imagino que para cumplir con su nombre, a todo el mundo. Es un decir. Pero quiero creer que la selección para hablar de los problemas y soluciones que requiere España está hecha, como dicen en el lenguaje de la administración, según sus méritos y capacidades y no por el instinto periodístico del entrevistador. Sea como fuere, me percato que en su sección de entrevistas a los "grandes" intelectuales de España –suena a broma pero así los presentan– sobresalen los nacionalistas, mejor dicho, los separatistas catalanes y vascos. El último entrevistado era de manual. Un golpista o secesionista de libro.

Se trata de un profesor de filosofía que defiende, desde hace años, unas cosas raras llamadas "nación de naciones", "derecho a decidir", "nación cultural" y, en fin, todo un arsenal de expresiones que ocultan lo real: la soberanía española es la base de la democracia. El señor en cuestión creo que está ligado al PNV. Y escribe libros y libros para romper España y decir que eso es normal en el resto del mundo. Mamarracho y mercachifle. No malgastaré una línea más en decirle que hoy el Estado-nacional, en Europa y el resto del mundo, es más fuerte que nunca. Pero, a los efectos que me interesan, da igual el periódico, la entrevista y el entrevistador, porque lo relevante es la ideología, el horroroso engaño, que se ha extendido por nuestro país para negar lo real: la historia común de los pueblos de España –nunca de las naciones–. La historia nacional es la única realidad que tenemos en común los españoles. Pero nadie habla de ella. Ahí está sintetizada la tragedia de España. Es el fracaso de la Transición y sospecho que de todos los editores de España, incluidos los periódicos que les dan voz y crédito un día sí y otro también a los secesionistas españoles.

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