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Agapito Maestre

Europa y la tragedia española

No es nada descabellado pensar que a ETA puede resultarle fácil conseguir un diputado. Bastaría con sumar a sus votos fijos, 150.000 aproximadamente, otros tantos extraídos de esa chusma que sólo piensa en vivir a costa del subsidio socialista.

Fallas, Semana Santa y más Feria de abril, de mayo y así hasta las próximas Fallas... Todo es la repetición de una caricatura. España siempre es una fiesta cuando tiene que ocultar la tragedia. ¿Dónde está la sociedad civil? No existe. Todo es un gentío para tapar la crisis. De aquí hasta las europeas todo es previsible, excepto que la chusma puede darnos una sorpresa. Lean la encuesta de El País sobre las expectativas de voto en las europeas y comprobarán que todo es aseado y correcto. Demasiado correcto. Noto demasiada normalidad en un país que está lejos de alcanzarla. Normal es que el PP aventaje en 1,2 puntos al PSOE. Normal es que los socialistas pierdan un millón y medio de votos. Normal es que gane las elecciones europeas el PP.

Pero hay también muchos datos anormales. Extraños. Causa extrañeza que el PP sólo gane por la mínima. También es anómala la alta abstención que habrá en las elecciones de junio. Y, sobre todo, lo absolutamente anormal es que los ciudadanos sólo desaprueben en un 49% la gestión del presidente del Gobierno. Una presidencia tan horrible como la de Rodríguez Zapatero, con más de cuatros millones de desempleados, que aún esté respaldada por el 41% de los encuestados es bochornoso. Es para pensar lo peor de nuestra sociedad. Su nivel de conciencia democrática es más que cuestionable; es absolutamente mejorable.

El problema es que eso no sucederá fácilmente, porque una mayoría de la población española hace tiempo que está envilecida, o sea, fanatizada por el partido mayoritario. Son gentes que están contentas y felices. Siempre votarán a Zapatero independientemente de lo que haga. Ahíta de comida y bebida no quiere oír hablar de crisis. Aquí no pasa nada. Ni pasará. Algo de razón tienen. Reflejan algo evidente. Sí, sí, todo está muerto, excepto el partido de Rodríguez Zapatero. Éste da cierta cohesión a la amorfa masa de gente que dice no entender de política, cuando en realidad no sabe de otra cosa que no sea llenar la panza.

Sin embargo, no descarten que parte de esa chusma, en las elecciones europeas, entregue su voto a posiciones antisistemas y criminales. Basta que alguien los movilice con estímulos duros para que así suceda. Parte de esa población podría votar en las europeas por candidatos extremistas, o peor, por candidaturas "blancas" de los terroristas de ETA. Si es verdad que ETA, como se comenta por toda Europa, logra presentar al parlamento de la UE una candidatura, cuyo número uno sea Alfonso Sastre, tiene posibilidades de ganar. No es nada descabellado pensar que a ETA puede resultarle fácil conseguir un diputado. Bastaría con sumar a sus votos fijos, 150.000 aproximadamente, otros tantos extraídos de esa chusma que sólo piensa en vivir a costa del subsidio socialista.

Si el filoterrorista Sastre obtuviera un acta de diputado en las elecciones europeas, la chusma española habría hecho una aportación más que dudosa a la lucha contra el populismo-fascista de Le Pen. Sastre que sería el hombre más viejo en edad del parlamento tendría el "honor" de presidir la sesión de constitución de la asamblea europea. En efecto, gracias a tener más edad que Le Pen, el candidato de ETA le arrebataría al francés esa prerrogativa contra la que está movilizada hace meses muchas fuerzas políticas. Terrible. Pero no es menos cierto que sería la gran contribución de la chusma española al envilecimiento de la democracia europea. Horror sobre horror.

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