El Gobierno de España desprecia tanto a los secuestrados del Alakrana como a sus familiares. Han pasado 35 días de secuestro, pero el Gobierno sólo acierta a pedir tranquilidad a las familias de los marineros. ¡Qué fácil resulta manipular a personas angustiadas y desesperadas! A los secuestrados les da la espalda durante 35 días, y a sus familiares les engaña con falsas promesas de resolución más o menos inmediata. El Gobierno Zapatero se comporta con los pescadores del Alakrana con estulticia malvada; su frialdad no es propia de quien ejerce la autoridad del Estado con rigor y claridad, sino fruto de la estupidez de alguien que se valora muy por encima de su capacidad intelectual.
Basta oír un par de veces las incoherencias que dice la ministra de Defensa, coordinadora gubernamental de la operación de liberación del Alakrana, para saber que estamos ante alguien que está sobrepasada por las circunstancias. Por favor, señores del PP, pidan ya la dimisión de esta ministra. Cuando Chacón ha dicho que el Gobierno sabe dónde están los tres españoles que los piratas han llevado a tierra, como si ella pudiera liberarlos en cualquier momento, se me ha revuelto el estomago. El rostro desencajado de la ministrita de Defensa balbuciendo imbecilidades es el retrato del mal, que en el caso de esta señora coincide con la estupidez. ¿Quién puede creerse después de tantos días que el Gobierno de España tiene la situación controlada? Nadie. Esta nacionalista está tan fuera de juego como su jefe y sus compañeros en el Consejo de Gobiernos. Son todos unos ineptos.
El Gobierno de España actúa ante los piratas de Somalia sin inteligencia y sin corazón. Este Gobierno, además, miente, engaña y reprime a los familiares exigiéndoles silencio. Seamos, pues, realistas y digamos un par de verdades. Primera, cualquier cosa puede suceder con las vidas de estos españoles, cuando tenemos un Gobierno tan incapaz intelectualmente como inmoral para tratar a las familias de los secuestrados. Segundo, respondamos a la imbecilidad de la ministra con una propuesta popular; en efecto, si tan bien y seguros están los secuestrados, entonces debería ir ella, bien sola o en compañía de su esposo, a tranquilizar su alma a las costas de Somalia y, de paso, negociar con los secuestradores la liberación de los españoles.