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Agapito Maestre

Ironía contra gamberros

Se jactan incluso de haber aprobado un Estatuto totalitario con el 91 por ciento de los votos. No quieren ser ciudadanos.

Después de lo aprobado en el Congreso de los Diputados, después de que se ha reconocido que Cataluña es una nación en la ponencia de Estatuto, no puedo dejar de reír, de carcajearme, del maldito y esquizofrénico destino que le espera al nacionalismo catalán. ¿Será capaz de superar el nacionalismo su odioso comportamiento fanfarrón y gamberro? Si el nacionalismo no mantiene ni una sola idea con precisión, o sea, sobrevive de lo criticado, entonces hay que reconocer que la fanfarronada es su mejor definición. De ahí que es imposible mantener una discusión seria con esta gente. Sus fanfarronadas son insufribles y sus gamberradas nos llevan al precipicio. ¿Qué hacer? ¿Cómo combatirlos? A los gamberros se les encarcela o se les desprecia. Juego a lo segundo porque no tengo poder para lo primero.

Juguemos, gamberros, a vuestro juego. No cabe otra respuesta que la ironía y el humor. Siento una alegría indescriptible cuando leo que lo aprobado en la ponencia de Estatuto será aprobado también en la Comisión. El PSOE avalará definitivamente que Cataluña es una nación. Zapatero, el héroe, y Guerra, su representante en el Parlamento, tienen que estar muy contentos. Han conseguido que España no la reconozca nadie. Han hecho de la gamberrada su definición "ideológica". La unidad de España ya no existe. No perdamos el tiempo con discursos ocultistas. Preparémonos para la Unión de Repúblicas Socialistas Españolas. Estará aquí en breve. Antes de que la aletargada población despierte, estará votando a favor de un cambio de régimen político. El Estado-Nación será sustituido por el Estado-Partido Nacionalista-Socialista. El rey también conoce su camino.

Todo está escrito en el pasado. Nada inventan los analfabetos. La Confederación y desaparición de la ciudadanía es todo uno. Pues bien, si así lo quieren, no perdamos el tiempo discutiendo con estultos, y demos la espalda a quienes nos niegan. Sonriamos filosóficamente y expresemos sin nostalgia: un hasta nunca, adiós, Cataluña. Cierren la puerta. Lárguense con Zapatero y compañía. Dejen de molestar a los sufridos contribuyentes. Lárguense a robar a otro lugar. Por favor, socialistas y nacionalistas, quédense con sus territorios y sus súbditos. Ustedes, sin duda alguna, han ganado. Pero, por favor, déjennos tranquilos. Estamos hartitos de mentiras y asesinatos de guante blanco. No queremos perder más nuestro tiempo, la vida. Por favor, amigo Juan Fernando López Aguilar, no mientas diciendo que Cataluña es una región más de España. Basta. Mira bien, Juan Fernando, los rostros taciturnos y las miradas sin objetivos de tus correligionarios (López Garrido, Guerra y Jáuregui) y sabrás, de verdad, quienes han matado España.

Gracias a lo aprobado por el PSOE ya dejaremos de decir mentiras sobre Cataluña. Por fin, dejaremos de inventarnos cuentos sobre las bondades de Cataluña. Por fin, la gente sensata reconocerá su error. Nadie cuestionará que Cataluña fue casi siempre una región atrasada de España, siempre de espaldas a Europa y con una lengua hecha para la diferenciación y la incomunicación. Por supuesto, nadie osará decir que los políticos nacionalistas y socialista están al margen de sus "ciudadanos", aunque sería mejor decir súbditos, sino que son sus verdaderos representantes. Todo es unanimidad en Cataluña. Se jactan incluso de haber aprobado un Estatuto totalitario con el 91 por ciento de los votos. No quieren ser ciudadanos.

Vale. Despidámonos, definitivamente. Nadie pida auxilio a lo que queda de España para ser liberado, si previamente no se llama ciudadano español. Boadella y compañía saben de lo que hablo. La cuestión es trágica. Sí, porque Cataluña como nación, principal conquista de los gamberros, es la ruina de la democracia y el ejército. Las dos únicas entidades que podrían salvar a quienes se llaman ciudadanos españoles.

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