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Agapito Maestre

La hora de los políticos

El PP quiere liderar, asumir la responsabilidad, de un compromiso colectivo para sacar a España de la situación caótica en que la han dejado los socialistas y la crisis europea. He ahí el principal reto político del PP.

A pesar de la terrible situación económica que vive España, especialmente con el drama de los cinco millones de desempleados, los ciudadanos han ido a votar para elegir unos nuevos gobernantes que pongan al país por encima de sus intereses de partido. Es un día de alegría. Celebremos la nueva mayoría. Los ciudadanos normales, al fin, han respirado. Han conseguido liberarse de la pesadilla Zapatero-Rubalcaba. Las urnas y las votaciones sirven para clarificar y estimular la vida política. Nadie ha ido a votar, según mantienen los reaccionarios de salón, como si hubiera ido a un funeral. Ésa es opinión compartida por quienes no creen en más democracia que la orgánica, o sea la que impone su partido al resto de los españoles.

Por el contrario, la mayoría de ciudadanos que ha votado al PP ha sido consciente de que no iba a una fiesta, pero tampoco asistían a un entierro de la democracia. Los españoles han votado mayoritariamente con un único objetivo: quieren más y mejor democracia, por eso, precisamente, se han liberado de unos gobernantes que, lejos de gobernar para todos, sólo tenían una preocupación: mantener el voto cautivo de una población que no cree, nunca ha creído, en la democracia, sino en engordar su panza. La mayoría surgida de las urnas quiere ser, o al menos, eso quiero creer, antes ejemplo de ciudadanía que una masa informe exigiendo prebendas materiales de un Estado social en bancarrota.

La mayoría surgida de las urnas no ha entregado, como creen alguno, un voto al PP para desentenderse de su nación; más bien, esa ciudadanía quiere participar activamente para sacar del pozo a su país, porque es consciente de que no hay salvadores de patria sin ciudadanos responsables de sus deberes. Mucho se puede aprender de la elección de nuevos gobernantes en una situación de recesión económica, al borde de la quiebra social y la desaparición del euro, pero hay una enseñanza sencilla: esta mayoría de votantes no ha transferido al partido ganador la entera responsabilidad de hallar una solución para resolver la crisis. La razón de esa enseñanza la ha repetido Rajoy hasta la saciedad durante la campaña electoral: el PP quiere liderar, asumir la responsabilidad, de un compromiso colectivo para sacar a España de la situación caótica en que la han dejado los socialistas y la crisis europea.

He ahí el principal reto político del PP: mostrar que sin compromiso colectivo es inviable este país; por eso, precisamente, es antes la hora de los políticos que de los técnicos en economía. La agenda económica, por importante y urgente que sea, no tendrá salida sin política. Es la hora de los políticos del PP para que desmonten, en primer lugar, las diferentes modalidades de control y obstrucción totalitaria, muchas de ellas alimentadas por el populismo de Zapatero, ante ese compromiso colectivo que es, o debería ser, hoy España. 

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