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Agapito Maestre

Los cobardes del PP

Desde el comienzo de la entrevista, resulta casi chocante que la señora De Cospedal reconozca que hay políticas socialistas imposibles de cuestionar. Son tan racionales, según la entrevistada, que las suscribiría hasta el mismo PP.

"En el PP hay algunos cobardes anónimos que reman en contra del partido". He ahí una frase, un titular de prensa, que debería hacernos pensar. Pertenece a la número dos del PP. Aconsejo que lean la entrevista que el domingo pasado publicó el diario El País con María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP. Quizá sientan, como es el caso de este cronista, que el mundo político está más lleno de paradojas y contradicciones de lo que desearía un ciudadano normal. Tengo que reconocer que jamás había leído en la prensa escrita una crítica tan cruel como la realizada por esta dirigente contra su propio partido. Su lectura me dejó perplejo, o peor, estupefacto. La crítica hacia sus compañeros de partido, por referirme a un asunto concreto, era tan dura y contundente que debería estudiarse como modelo de suicido político en las facultades de Ciencia Política. En el fondo, creo que no se trata de contradicciones sino de algo más grave que llamaría, por no ser cruel con la señora De Cospedal, carencia de criterio político.

Aparte de la inteligencia de los entrevistadores para hacerle decir lo que, seguramente, ella nunca hubiera conseguido expresar por su cuenta y riesgo, me atrevería a destacar la futilidad de la entrevistada a la hora de referirse a un asunto decisivo de la vida nacional, a saber, cuál es la diferencia esencial entre el PP y el PSOE. Este asunto fundamental queda diluido, o peor, opacado por el claro-oscuro formado por unas preguntas sencillas y unas respuestas sin "inteligencia" ni mediaciones genuinamente políticas. En efecto, si un lector honesto busca en la entrevista cuáles son los elementos diferenciadores entre el PP y el PSOE, sólo los hallará al final, o mejor, en el preciso momento que los periodistas se los sugieren, o mejor, le hacen decir a la entrevistada lo que ellos quieren escribir, por ejemplo, sobre el aborto y su relación con el catolicismo.

Por el contrario, desde el comienzo de la entrevista, resulta casi chocante que la señora De Cospedal reconozca que hay políticas socialistas imposibles de cuestionar. Son tan racionales, según la entrevistada, que las suscribiría hasta el mismo PP, por ejemplo, la medida de los 400 euros, o la ayuda de 2.500 euros por cada hijo, o la no congelación del sueldo de los funcionarios, etcétera... Creo que este tipo de contradicciones revelan, por desgracia, una pavorosa insignificancia intelectual. Sí, sí, da miedo que una dirigente política tenga voluntad por expresar algo pero no sea capaz de lograrlo. Resulta dramático que esta dirigente quiera comunicar algo diferente a lo defendido por el Gobierno, pero tenga que, finalmente, reconocer las bondades del Ejecutivo de Zapatero.

Naturalmente, no es, ni mucho menos, un pecado esa incapacidad de comunicación, sino algo peor, ya digo, una futilidad, un pasar desapercibido, que al final acaba haciéndole daño al propio sistema de partidos políticos. En fin, si a esa ignorancia supina de la señora De Cospedal para diferenciarse del PSOE se le añade una crítica despectiva a sus compañeros de partido –por ejemplo, llega a acusar a sus correligionarios de "filtrar lo que se dice en las reuniones secretas. Seguramente esas personas no deberían estar en los órganos, pero bueno así es la condición humana"–, entonces obtendremos la mejor fórmula para dinamitar un partido político. Insisto: léase esta entrevista para estudiar la decadencia de una formación política.

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