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Agapito Maestre

Los recursos de Rajoy

Un mediador jamás debería confundirse con un correveidile.

No debería frivolizarse la conversación de Trump con Rajoy. Creo que ese diálogo es muy importante para todos los españoles. Nadie en su sano juicio puede dejar de considerarla como una gran oportunidad para nuestro país. Gracias a esa conversación telefónica hemos descubierto una de las grandes habilidades de Rajoy. Hasta ahora esa aptitud se mantenía en secreto. Pero ya sabemos todos los españoles que es real y se la ha ofrecido a Trump. Rajoy quiere ser, por encima de todo, un político mediador. ¡Qué alegría! Mi gozo no puede ser más inmenso. Al fin, hemos descubierto que Rajoy se presenta como el gran interlocutor entre EEUU y otro medio mundo. Seamos serios, por favor, con este recurso político que nos ha desvelado Rajoy gracias a Trump. Ojalá esta potencia o capacidad individual de Rajoy pudiera fácilmente convertirse en una fuerza social para que España se proyectara en el mundo.

No tomemos, pues, en broma la conversación de Rajoy con Trump. La nota del gabinete del gobierno de Rajoy es explícita: "Rajoy se ha ofrecido a Donald Trump, presidente de los EEUU, como interlocutor en Europa, América Latina y también en el Norte de África y Oriente Medio". Impresionante. Este gobernante nos ha revelado algo que todos desconocíamos. Acaba de descubrirnos uno de los recursos más firmes que, aunque inesperado para la mayoría de los ciudadanos españoles, adorna a los grandes políticos: la inteligencia mediadora. Estoy doblemente entusiasmado: por un lado, el hombre más poderoso del planeta habla con el presidente de mi país y, por otro, Rajoy se ofrece a mediar entre EEUU y otros países. La inesperada nueva aptitud de Rajoy me hace feliz. Adiós al ascetismo. Apoyemos las alegrías mediadoras de Rajoy. Ya imagino a sus asesores de cabecera dándole vueltas al eslogan de la próxima campaña electoral: "Rajoy es el interlocutor de Trump en medio mundo".

Suena bien. Pero sospecho que habrá muchas personas que no se lo crean demasiado. Siempre hay gente dispuesta a hacerse preguntas molestas, por ejemplo, ¿cuáles son los avales y acreditaciones de Rajoy para que nos creamos que es un verdadero interlocutor entre partes en conflicto? Quizá existan, pero se guardan en secreto. Ni en España ni en el extranjero, salvo este ofrecimiento a Donald Trump, hay pruebas que demuestren la capacidad mediadora de Rajoy. Por lo tanto, tendremos que tomarnos con muchas reservas esa capacidad de interlocución. Yo hubiera agradecido una exhibición, aunque fuera modesta, de esas aptitudes para resolver conflictos.

En todo caso, Rajoy todavía está a tiempo de darnos alguna muestra pública de sus poderes de interlocución. Podría darnos señales ciertas de cómo resolver, por ejemplo, los problemas entre los españoles en Cataluña. También podría llamar al presidente de la república hermana de Venezuela, señor Maduro, y proponerle un diálogo con Trump. Tampoco estaría mal que nos dijese algo sobre nuestro vecino del Sur, Mohamed VI, por ejemplo, cómo mediaría entre Marruecos y EEUU para que España siga siendo en la zona socio prioritario de los americanos. Y qué me diría el señor Rajoy, el mediador, de Libia y Argelia, o Mali, países sobre los que Francia ejerce gran influencia... ¿Quizá sea España en esos países un interlocutor más fiable que Italia o Francia? En fin. Sin ánimo de ofender a nadie, y menos al presidente del Gobierno de España, deberíamos recordar que los mediadores, los genuinos mediadores, jamás se ofrecen, sino que son llamados, porque se confía en ellos, o sea, porque las partes le dan la autoridad para mediar. Un mediador jamás debería confundirse con un correveidile.

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