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Agapito Maestre

Obama en China y Zapatero en Cuba

¿Se imaginan ustedes a Zapatero, en Cuba, diciéndole al régimen criminal castrista que es menester respetar los derechos humanos? No; por eso al oír la defensa de Obama de los derechos humanos en China, sentí envidia de ese presidente.

Ayer, cuando Obama defendió los derechos humanos en su visita a China, sentí envidia de los ciudadanos norteamericanos. Sentí envidia de quienes tienen un presidente como Obama. Sí, sí, Obama es un referente político de sentido moral para defender la democracia. El gesto de Obama en China vale más que toda la faramalla de Zapatero sobre la "alianza de civilizaciones". Poco me importa que el presidente negro lo hiciera, como dicen algunos maledicentes conservadores, por su bajada de popularidad en Estados Unidos, pues que lo decisivo fue su defensa de una sociedad libre en una visita oficial a uno de los regímenes, sin duda alguna, más criminales que ha dado la historia.

Quien no quiera ver, o peor, oculte la crítica de Obama al régimen comunista, difícilmente entenderá que, por encima de las diferencias entre republicanos y demócratas, la política exterior de Estados Unidos compromete tanto a los que están en el poder como a quienes están en la oposición; las diferencias entre ellos son mínimas, o sea, hay una común política exterior de una nación. Hay algo más que coincidencia entre los dos partidos; en efecto, existe la voluntad de definirse en el exterior como una nación libre que defiende, por encima de las posiciones singulares de los partidos, los derechos humanos, las sociedades abiertas y la vía de la democracia para resolver los conflictos entre los ciudadanos.

Por lo tanto, a pesar de todas las objeciones que podamos hacerle a la presidencia de Obama en política exterior, es menester alabar estas declaraciones porque, en mi opinión, han ido más lejos que las de anteriores presidentes de los Estados Unidos en visita a China. Pocos, seguramente ninguno, se atrevió a ir tan lejos como Obama a la hora de defender los derechos humanos y, de paso, condenar el régimen totalitario chino en una visita de Estado.

Pero, si pasamos de las musas al teatro, o sea, de la política exterior de Obama a la practicada por Zapatero y Moratinos en Cuba, entonces la figura de Obama se agiganta ante estos siervos ideológicos de Castro. ¿Se imaginan ustedes a Zapatero, en Cuba, diciéndole al régimen criminal castrista que es menester respetar los derechos humanos? No; yo, por supuesto, tampoco; por eso, precisamente, les decía que ayer, al oír la defensa de Obama de los derechos humanos en China, sentí envidia de ese presidente.

En fin, digámoslo en pocas palabras, contra lo que mantienen los escribas del Gobierno socialista, Obama nada tiene que ver con tipos como Zapatero o Moratinos. Por cierto, después de la intervención de Obama en China, también los críticos de Zapatero deberían de distanciarse de sus seguidores, pues que unos y otros están obsesionados por juntar a Obama y Zapatero hasta hacer desaparecer sus principales diferencias, a saber, Obama defiende los derechos humanos porque cree en su nación, mientras que Zapatero los desprecia tanto como a su nación.

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