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Agapito Maestre

Pérez Rubalcaba y el Estado de Derecho

Rubalcaba intenta "teorizar" sobre la situación del Estado de Derecho en España sin percatarse de que él no es la persona más indicada para hablar de lo que está lejos de poseer: mirada crítica y riguroso don de búsqueda de la verdad.

Aunque existan ámbitos de la existencia muy diferentes y hasta enfrentados radicalmente, nadie podrá negarse a reconocer que, a veces, los asuntos más extraños pueden estar muy relacionados. Así como entre el ladrón y el autor que describe sus robos hay barreras infranqueables, del mismo modo entre el político profesional y el escritor que cuenta sus avatares, por ejemplo, el periodista, también se levantan muros de incomunicación; y es que la vida, vivir la vida, nada tiene que ver con la forma de contarla. Pero sería exagerado, y quizá arbitrario, no reconocer que existen estrechos nexos entre la vida política y su expresión, sobre todo cuando es el propio político, el profesional de la política, quien trata de dar voz, e incluso hace teoría de su vida profesional para el resto de los ciudadanos.

Sin duda alguna, hay políticos capaces de dar luz cuando tratan de argumentar, e incluso crear teorías, sobre sus conductas políticas por terribles que hubieran sido sus consecuencias para un sector de la población; pero, por desgracia, hay otros que sólo nos provocan desprecio nada más verlos farfullar sus elementales razonamientos. Éste es el caso Pérez Rubalcaba, ministro del Interior, tan incapaz de reconocer su impotencia para detener a los terroristas que han llevado a cabo los últimos atentados como soberbio para no presentar la dimisión de un cargo que le viene grande, que intenta "teorizar" sobre la situación del Estado de Derecho en España sin percatarse de que él no es la persona más indicada para hablar de lo que está lejos de poseer: mirada crítica y riguroso don de búsqueda de la verdad.

Pérez Rubalcaba, en efecto, no puede hablar de lo que está lejos de poseer: decencia democrática. Ni los de su propio partido se la conceden. Es uno de los peores ministros del Interior que ha dado España, en todos los tiempos, pero él mantiene que estamos en una democracia avanzada. ¿Quién puede creerse semejante bodrio? Pocos caerán en la trampa. Pero supongamos que nos creemos su genérica afirmación, sí, entonamos la palinodia del ministro sobre nuestro eficaz Estado de Derecho, ¿cómo la haremos compatible con el reconocimiento por parte del propio ministro de que no se han cumplido las órdenes de su ministerio para que los arrestos de personas vinculadas al PP, por el caso del velódromo de Mallorca, se hicieran con prudencia y mesura?

He ahí una muestra de la torpeza de este hombre. Aunque dicen que es inteligente, muy inteligente, pero sólo es, en mi opinión, un poquito más avispado que sus colegas en el Consejo de Gobierno. Si fuera un político tan sabio y contundente como alardean algunos de sus correligionarios y adversarios, no pasaría, por supuesto, desapercibido por la escena pública, pero serían pocos los que dijesen de él: "Son cosas de Pérez Rubalcaba. Son embustes. Mentiras." El ministro de Defensa de España tiene fama de "maquiavélico", pero sólo es un tipo un poco más desvergonzado que el resto de los políticos a la hora de mentir. Miente, sí, sin límite alguno y sin sentido del ridículo. Es su oficio, sí, creerse sus propias mentiras.

He aquí una de las últimas: porque vivimos en una democracia desarrollada y pacífica, dice Pérez Rubalcaba, no es admisible que el PP diga que el Gobierno ha creado un Estado policial para acabar con la oposición. En modo alguno, puede mantenerse que el Gobierno ha trazado un plan para acabar con la oposición a través de malas artes policiales, judiciales y de calumnias públicas. ¿Quién será el ingenuo que se crea este nominalismo de salón? Por desgracia, sospecho que muchos dirigentes del PP tragarán con esas generalidades, cuando pasen estas borrascas de verano... O sea, si Rajoy no consigue hacer comparecer a Zapatero para que explique con más detenimiento la conexión del Gürtel, los arrestos de dirigentes del PP y las escuchas ilegales, entonces diré que las "teorizaciones" baratas de Pérez Rubalcaba han ganado.

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