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Agapito Maestre

Rajoy y Obama

Aznar busca un político a la altura de las circunstancias. Bienvenido al club.

Aznar busca un político a la altura de las circunstancias. Bienvenido al club de quienes mantenemos, desde el 21 de diciembre de 2015, la necesidad de nuevos políticos capaces de regenerar creencias y sustituir ideas para hacerse cargo de las profundas transformaciones del actual panorama electoral. Le asiste cierta razón Aznar al reconocer que la derecha española necesita "nuevos liderazgos capaces de ejercer una tracción social, moral y política a la altura de de los desafíos que tenemos". Aznar ha levantado acta de una evidencia. Ojalá pudiera convertirse esa obviedad en una seña de identidad del PP. Lo dudo. Las costumbres y las pocas ideas de la derecha compiten en carencia de sentido nacional con las de Podemos. Rajoy, sí, no representa bien al PP, pero creo que representa menos a España.

El electorado español ha roto el viejo sistema bipartidista, pero algunos partidos políticos siguen comportándose como hace veinte años, o peor, sumando los defectos de aquella época a la actual. Sus líderes se consideran los más listos del mundo. Desprecian el patrimonio recibido del pasado y dilapidan, como jóvenes caprichosos, el inmenso capital democrático que ha ido acumulando poco a poco la ciudadanía española. La última faena que Rajoy nos ha hecho a todos los españoles, y especialmente a las víctimas del atentado terrorista más brutal que han cometido en Europa los yihadistas, el de Madrid, es negarse a asistir al foro antiterrorista que se celebrará en Washington los próximos días. Terrible. Obama ha organizado una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del mundo para responder a los últimos atentados de Bruselas, pero Rajoy no asistirá, como si España estuviera ausente de la amenaza yihadista. Rajoy pareciera que ha olvidado que la Alhambra de Granada está en España y, sobre todo, que nuestro principal aliado para defenderla es EEUU.

¿Por qué desprecia Rajoy la invitación de Obama? Según algunos comentaristas políticos, no asistirá a ese foro, porque entonces tendría que comparecer en el Congreso de los Diputados y dar explicaciones de lo que allí se acordó. Por ahí no está dispuesto a pasar Rajoy. Rehúye, como si fuera la peste, al Parlamento, a la sede de la soberanía nacional. Sin embargo, no creo que sea eso el motivo determinante del rechazo de la invitación que le ha hecho Obama. Tiendo a pensar que es algo más elemental y visceral, algo difícil de explicar en términos racionales, por lo que Rajoy no quiere asistir a esa cumbre organizada por la Administración estadounidense. Es imposible hallar una justificación, más o menos racional, para convencer a alguien de esta ausencia de Rajoy de un foro tan importante contra el terrorismo. Tampoco imagino que el desplante de Rajoy a Obama tenga algo de asunto personal. A nadie en su sano juicio le puede caber en la cabeza que el presidente del Gobierno en funciones de España desprecia una invitación de Barack Obama, para tratar de atajar el terrorismo yihadista, por cuestiones personales. Menos se diga que Rajoy manda en su representación a uno de sus ministros. Falso. Cuidado nadie caiga en la trampa de decir que España estará representada por el ministro de Asuntos Exteriores en funciones. Repito: eso es una falsedad. García-Margallo, sí, irá a Washington a recoger la distinción que se le ha concedido a España por la seguridad de sus instalaciones nucleares, pero no podrá acudir a la reunión de los altos mandatarios, es decir, de los jefes de Estado y de Gobierno.

Entonces, se preguntarán ustedes, ¿por qué no va Rajoy a la llamada de Obama? Porque él se cree el más inteligente de todos los españoles; en otras palabras, desprecia entrañablemente, o sea con todas sus vísceras, a quien le ha dado la posibilidad de representar con dignidad a España: el pueblo español.

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