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Alberto Acereda

Un modelo para la derecha española

El éxito para la derecha española está en el estudio del ideario liberal-conservador norteamericano, su explicación y su adaptación a las necesidades concretas del Reino de España, siempre sobre el articulado de la Constitución Española.

Dentro del actual retablo de las maravillas en el que se ha convertido la vida política española, la derecha liberal-conservadora en Estados Unidos debería ser un modelo a seguir para el Partido Popular. La razón de ello no radica sólo en el actual desgobierno español y sus comparsas secesionistas, sino también en la tibieza de la derecha política española, especialmente en Cataluña. Porque o Rajoy actúa pronto, realiza los relevos necesarios y se rodea de ideas y talento o quizá no haya ya España que gobernar. La victoria política para la derecha se alcanza con el constante debate de las ideas, sin medias tintas ni concesiones a los fundamentos clave del ideario liberal-conservador. La energía surge del entusiasmo que generan los líderes políticos sobre la base de la ciudadanía soberana.

Reflexionemos en lo que la derecha en Estados Unidos ha logrado en las últimas cuatro décadas al explicar cuidadosamente al pueblo estadounidense los beneficios de votar a su ideario liberal-conservador. Tras varias décadas de dominio en la política norteamericana por parte del proteccionista Partido Demócrata –desde Franklin D. Roosevelt hasta Lyndon B. Johnson–, la derecha estadounidense ha ido llevando al ciudadano esa batalla ideológica y ha detallado con sentido común y claridad las bases de su ideario. En la desmitificación de la demagogia antiliberal y anticonservadora, la derecha fue renaciendo en el seno del Partido Republicano y alcanzó su mayor exponente en la figura de Ronald Reagan.

Comprobamos ahora que ese ideario ya ha cuajado en el pueblo norteamericano. De las últimas diez elecciones presidenciales, la derecha ha ganado siete. En 1994, y a pesar de ser Bill Clinton el presidente, la derecha obtuvo la mayoría en las dos cámaras del Congreso y el Senado. En 2000 y 2004 Bush alcanzó la Casa Blanca con propuestas y acciones apoyadas sin ambages en el liberalismo conservador. A día de hoy, más de la mitad de los gobernadores y legisladores estatales en Estados Unidos se ubican abiertamente en la derecha política. Bush ha sido el único presidente en el último medio siglo cuya primera legislatura incluyó ganancias de escaños en ambas cámaras. Bush es el presidente con más votos recibidos en una elección presidencial en toda la historia del país.

Tan abrumador éxito en el país más poderoso y democrático de la tierra debería ser modelo para armar una verdadera derecha política en España: un proyecto real que no se vea intimidado por quienes desprestigian y atacan diariamente al liberalismo conservador. La Democracia española es la historia de una política condicionada por los caprichos anticonstitucionales del independentismo, por unas izquierdas que repetidamente han mostrado su lado más corrupto y, en general, por una derecha incapaz de hablar claro y poner sus ideas ante los ojos de los ciudadanos. Las pocas veces que lo ha hecho, ha ganado claramente las elecciones.

La derecha española, forjada al ejemplo de los ideales de la democracia más antigua del planeta, debe entrar en una acción política que articule el futuro de España sobre la base del apoyo de los españoles y el respeto a la Constitución. Para que esas ideas permanezcan y se expandan hace falta dedicación, esfuerzo y trabajo, así como claridad de dirección y liderazgo. Rajoy necesita una rápida acción directa y valiente, muy distinta al letargo que han venido profesando algunos miembros de su partido. Por eso acierta Rajoy cuando –al igual que se hace diariamente en Estados Unidos– propone iniciativas legislativas apoyadas en firmas de la ciudadanía.

El éxito de la derecha en España pasa por una acción modelada sobre el paradigma norteamericano: la defensa de la seguridad ciudadana, la lucha contra el terrorismo en todas sus formas, el respeto y protección de la libertad individual, religiosa, lingüística y económica; la práctica del verdadero liberalismo económico, el recorte fiscal y la limitación de la burocracia del Gobierno; el apoyo al individuo y a la familia; la creación de verdaderos tribunales que pongan fin al activismo judicial y que velen por la Constitución.

El éxito para la derecha española está en el estudio del ideario liberal-conservador norteamericano, su explicación y su adaptación a las necesidades concretas del Reino de España, siempre sobre el articulado de la Constitución Española. Sólo así, sobre unas ideas que generan hechos reales y progreso visible para la ciudadanía se logra el avance real y el apoyo popular. A la teoría política deben seguir las movilizaciones ciudadanas con claros reclamos a las instituciones democráticas y al mismo Rey de España sobre la defensa de la unidad nacional y la Constitución.

La España democrática está tocada y los españoles viven días difíciles. La historia más reciente nos demuestra que la unidad de España no ha venido nunca servida desde las izquierdas socialistas y menos aún de los independentismos. Las mejores épocas de nuestra reciente historia, desde Cánovas a Aznar, han venido siempre del sano liberalismo conservador de la derecha política. Es la misma derecha que en España debe movilizarse, la misma que repite triunfos en Estados Unidos, la misma que han elegido recientemente alemanes, portugueses y canadienses. El modelo está ahí. Sólo falta adaptarlo, explicarlo y movilizar al ciudadano.

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