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Alberto Benegas Lynch

Más sobre clases sociales

El lenguaje sirve para pensar y para trasmitir nuestros pensamientos. No puede utilizarse cualquier palabra en cualquier sentido sin producir confusión.

Días pasados el conocido periodista Lou Dobb produjo y condujo un programa trasmitido por CNN desde Kansas City. Centraba su atención en “la clase media”, un segmento que se ha encogido en los últimos tiempos en los Estados Unidos y también en otros lares debido a las políticas estatizantes impuestas por gobernantes megalómanos que no tienen mucha idea de cómo funciona la economía.

Pero el objeto de estas líneas consiste en subrayar y llamar la atención sobre el léxico utilizado en aquel programa que se encuentra bastante generalizado y que revela serios errores conceptuales que deben revisarse.

En primer lugar, la noción misma de “clase social”. Creo que sería de gran utilidad abstenerse de utilizar esa expresión por parte de los partidarios de la libertad. Somos conscientes que la usan permanentemente especialistas en mercadeo y encuestadores, así como también aparece reiteradamente en los medios de comunicación y en textos especializados y no especializados.

Pero es que si uno indaga qué diablos se quiere decir con semejante término se verá que alude a cierto segmento de ingresos. Pero, si es así, es mejor referirse a eso y no encapsularlo bajo el rótulo de “clase” porque esta palabreja tiene un significado preciso en la tradición marxista en cuanto al polilogismo; es decir, que las clases burguesa y proletaria tienen, según esta visión, estructuras lógicas distintas. Nunca ningún marxista explicó en qué consisten esas diferencias lógicas que se distingan de la tradicional aristotélica, ni qué le pasa en la cabeza al proletario que se enriquece, al burgués que se empobrece, ni como bien señala Ludwig von Mises qué le sucede en los silogismos al hijo de un proletario y un burgués.

Hitler y sus sicarios, después de haberse enredado en un galimatías clasificatorio respecto del estereotipo de la idea de “raza”, calcaron la idea marxista y concluyeron que la raza era “una cuestión mental”, con lo que apareció en escena el polilogismo racista. Entonces, es del todo inapropiado que un partidario de la sociedad abierta recurra a la noción de “clase”, a menos que renuncie a su postura y adhiera a la concepción marxista de que se trata de personas de naturaleza distinta, cuando en verdad solo se apunta a categorías economías diferentes.

En el mismo programa se aludió a la clase de los “privilegiados” como sinónimo de los ricos sin tener en cuenta que no todos ellos han obtenido sus patrimonios debido a la prebenda y la rapiña. Más aún, cuanto más abierto el mercado mayor es la dificultad de obtener ingresos debido a contactos con la casta gobernante y mayor es la presión para lograrlos sirviendo al prójimo. El periodista de marras se refirió a las negociaciones de los empresarios “con la clase trabajadora” como si los primeros no fueran también trabajadores.

Integrantes de la audiencia participaban con reflexiones y comentarios en los que sobresalía un desmedido e injustificado orgullo por parte de quienes decían poseer negocios “pequeños”, como si los “grandes” no fueran dignos de respeto y como si a ellos mismos no les gustaría tener más éxito con mayores ventas y ganancias y, por ende, aumentar su tamaño.

El lenguaje sirve para pensar y para trasmitir nuestros pensamientos. No puede utilizarse cualquier palabra en cualquier sentido sin producir confusión.

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