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Alberto Gómez

Pro-pons-cioneitor

La proporcionalidad está destinada a ser uno de esos neovalores a inculcar por este neosocialismo transversal en las escuelas, que son, para el nuevo socialismo, lo que las fábricas lo eran para el viejo.

Gonzalez Pons, en adelante proponscioneitor, ha declarado, poco después de la acción israelí contra la "flotilla solidaria" fletada por Hamas en Turquía, que era un ataque desproporcionado.

La proporcionalidad tiene toda la pinta de ser uno de esos conceptos vacíos producidos en este Occidente terminal que nos ha tocado vivir. Cuando una sociedad, como la occidental después de la guerra fría, se cree que, por haber derrotado al enemigo, afuera sólo quedan pobres idiotas que deben ser educados y se cree la dueña del mundo, entonces sacrifica el pensamiento a cambio de un paternalismo supremacista y ejemplarizante que, por su misma renuncia a pensar, se convierte en seguida en un esteticismo buenista en el que cualquier moda estúpida puede tener asiento.

Y la proporcionalidad tiene todos los papeles para triunfar en una época como ésta. Como toda palabra acabada así, evoca una virtud. Además es una palabra larga, como solidaridad. Las palabras largas suelen expresar conceptos especializados. Si a una palabra neutra –proporción– se le añade un sufijo largo, se obtiene una palabra larga –proporcionalidad– que da un lustre intelectual al orador, aunque haya dicho lo mismo que si hubiera dicho "mesura". Es puro engaño estético. Además es un concepto no manchado por ningún pasado europeo del que renegar. Ni Von Clausevitz ni Maquiavelo hablaban de proporcionalidad, pero tampoco San Agustín ni Aristóteles.

No hablaban de eso porque, aplicado a los demás, la proporcionalidad es en sí mismo un concepto claudicante, a tono con la vocación suicida que inspira el pensamiento actual. Quiere decir que no tienes derecho a defenderte excepto en el modo y manera que decidan los señores espectadores en su mundo de realidad virtual teleprogramada, cómodamente sentados en su sofá. La proporcionalidad está destinada a ser uno de esos neovalores a inculcar por este neosocialismo transversal en las escuelas, que son, para el nuevo socialismo, lo que las fábricas lo eran para el viejo.

Afuera no hay pobres idiotas esperando ser educados. Los terroristas son más listos que el tonto medio de Harvard y utilizan todos los trucos violentos y propagandísticos posibles para avanzar en sus propósitos. Lógicamente, prosiguen en sus acciones mientras el daño recibido sea inferior al éxito alcanzado en cada acción independientemente de proporcionalidad alguna. Y en el éxito de sus acciones tiene un papel crucial su quinta columna, los periodistas y políticos europeos, intoxicados de antisemitismo –por supuesto–, pero también intoxicados por palabras fetiche como la proporcionalidad, cuya mención ya convierte a un ignorante en un experto. A algunos no les cuesta mucho adivinar que también están intoxicados de petrodólares.

Proponscioneitor ya sabía que la acción israelí había sido desproporcionada aún cuando no sabía absolutamente nada de lo que había ocurrido. No creo que haya habido una sola defensa de israelíes que no haya sido considerada como tal. Por eso, quizá en Israel no se molestan demasiado en demostrar que no es así. Muchos de ellos saben que aquí no tenemos remedio y que en el fondo, cuando esto sea Eurabia, ellos probablemente seguirán luchando contra sus enemigos a ambas riberas del Mediterráneo, como ya lo hacen ahora mismo.

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