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Alberto Míguez

¿A la tercera va la vencida?

Por tercera vez en menos dos dos meses, los franceses acudirán a las urnas este domingo. Se trata esta vez de dilucidar la composición de la Asamblea Nacional, es decir, de saber con quién o contra quién gobernará el presidente de la República, Jacques Chirac, tras su victoria pírrica en las elecciones presidenciales, cuando ganó por goleada gracias al ultraderechista Le Pen y a los votos socialistas. Chirac y sus amigos, la llamada UMP (Unión por la mayoría presidencial) quieren acabar con la cohabitación, ese extraño experimento muy francés en que coexistían, siempre a la greña, un presidente de derechas con un primer ministro de izquierdas (Jospin) o un presidente de izquierdas (Miterrand) con un primer ministro de derechas (Chirac).

El modelo, dicen socialistas y conservadores, está agotado. Pero sobre todo estos últimos lo dicen con la boca pequeña, porque saben que lo tienen muy difícil para conseguir la mayoría en las elecciones de este domingo que obligaría al recién elegido presidente a repetir la experiencia con el corazón partío. Jacques Chirac desearía contar con una “mayoría clara” en el Parlamento para concentrar todos los poderes y poder así llevar adelante un ambicioso programa de reformas con especial insistencia en el problema de la seguridad ciudadana un asunto que obsesiona a los franceses y con toda razón: los delitos y la criminalidad han crecido en los últimos años de forma espectacular y eso es fácil comprobarlo en la vida cotidiana.

Parece que hay pocas dudas ya sobre quién o quiénes van a ganar estas elecciones y, también, sobre quiénes las van a perder: las encuestas son taxativas, será la derecha quien gane y los socialistas quienes pierdan. Pero restan una serie de incógnitas difíciles de despejar hasta dentro de unas horas (exactamente hasta las 20 horas de este domingo) y estas son: qué porcentaje alcanzará la extrema derecha de Le Pen, cuántos diputados logrará “colar” en el Parlamento (tal vez ninguno porque el sistema francés, mayoritario, castiga a los partidos minoritarios) y qué tasa de participación electoral se producirá.

Tras el “terremoto Le Pen”, se trata de saber si los franceses siguen apostando por un régimen (el de la V República inventado por el general De Gaulle hace demasiados años) que ha mostrado sus límites, fallos y defectos. Se trata también de saber si la, al parecer, irresistible ascensión de la extrema derecha en Europa (Holanda, Dinamarca, Noruega, Austria,etc) se mantiene o ha sido apenas fruto de una determinada coyuntura. Se admiten apuestas.

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