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Alberto Míguez

La soga de Gibraltar

Dice el refrán que no conviene mentar la soga en casa del ahorcado. Mariano Rajoy, que fue recibido cordialmente por Tony Blair en Londres, no pudo resistir la tentación y habló con el “premier” inglés de la soga de Gibraltar en una prueba suplementaria de que el político es el único animal que tropieza siempre en la misma piedra o peñón.
        
Blair y Rajoy acordaron seguir hablando sobre Gibraltar tras un año de clamoroso silencio sobre el contencioso. Antes hubo una algarabía triunfalista con fecha para la co-soberanía incluso. Toreo de salón o engaño a la opinión, que cada cual escoja, porque finalmente lo que quedó claro es que ni los ingleses tenían la más mínima intención de llegar a un acuerdo con el gobierno español ni el gobierno español, con Piqué a la cabeza, tenía la más mínima idea de cómo se las gastan en Londres cuando se trata de descolonizar.
 
Aquello fue el timo de la estampita con el agravio añadido de que los gibraltareños se salieron con la suya y todo sigue igual: el Peñon sigue siendo refugio de todos los tráficos (ilícitos) y el principal lavadero de dinero sucio de todo el Mediterráneo. Todo indica que las cosas seguirán igual y los “llanitos” podrán aprovecharse hasta el fin de los tiempos de “lo mejor de los dos mundos” y España seguirá pagando el pato de este festival.
 
Visto lo visto, la prudencia más elemental aconseja andarse con cuidado cuando de Gibraltar se trata porque ese asunto está maldito y no tiene solución mientras los británicos no quieran y sólo querrán si la situación de la colonia se hace insoportable. España tiene la llave pero hace tiempo que la arrojó a las aguas del estrecho de mod que, tranquilo todo el mundo.
 
En nombre de esa prudencia, Rajoy, a quien precisamente le sobra, debería extremar las precauciones cuando el “amigo Tony” (llámame Mariano, please) mentó la bicha gibraltareña en el cordial desayuno del otro día. Gibraltar es uno de los grandes fracasos de la política exterior del aznarato . “Seguir hablando sobre Gibraltar” en el lenguaje de Blair significa ni más ni menos que seguir mintiendo sobre Gibraltar. Es un asunto que el pretendiente Rajoy debería evitar u obviar porque contiene todos los ingredientes de un fracaso anunciado. Además, hay tantos asuntos gratos y coincidentes entre Madrid y Londres… que el Peñón rompería tanta armonía.
 

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