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Alberto Míguez

Los consejos de Aznar a Gadafi

Leo un tanto estupefacto en un diario madrileño cuáles fueron los consejos que José María Aznar le propinó al coronel Gadafi durante la cena que éste le ofreció en Trípoli. Según asegura el enviado especial de ABC, Aznar “alentó a Gadafi a intensificar la apertura y la lucha contra el terrorismo”. No es ninguna broma ni inocentada.

Imagino cuál habrá sido la respuesta de Gadafi. Cuando a Fidel Castro le aconsejaron también que instalara las libertades en Cuba y procediera a una reforma democrática, el tiranosaurio dijo que escuchaba aquellos consejos “con la sonrisa de la Gioconda y la paciencia del Santo Job” y después siguió metiendo en la cárcel a disidentes y ejecutando balseros. ¿Alguien esperaba otra cosa?

Ofrecer ciertos consejos a cierta gente roza la inconsecuencia o la provocación. Aconsejarle a uno de los dictadores más feroces del mundo árabe (donde sobran dictadores, todos ellos feroces) que proceda a abrir su régimen en el terreno político y económico podría ser una broma de mal gusto, como aquella de “si tu mueves ficha, yo muevo ficha” que terminó como el rosario de la aurora e intercambio de corbatas. Pero sugerirle a un individuo que ha sido y sigue siendo padrino, financiero, promotor y refugio de todo tipo de terrorismo sea cual sea su cariz, orientación o ubicación, que intensifique la lucha contra el terrorismo es como ofrecerle a un lobo una ensalada mixta de pitanza.

Gadafi sigue siendo el principal apoyo de una de las guerrillas más sanguinarias del mundo, el grupo Abu Sayab de Filipinas; apoya todavía hoy a una nebulosa de grupos guerrilleros en el Sahel, centroáfrica y África occidental; mantiene con países como Somalia o Sudán relaciones de fraterna solidaridad y alienta a los grupos palestinos más radicales, se llamen Hamas o Jihad islámica. Sugerirle que apoye la lucha contra el terrorismo global es una exhibición más de toreo de salón al que tan aficionada es la diplomacia aznarista que un día proclama que Siria –otra dictadura promotora del terrorismo– es un país amigo al que nos unen muchas cosas (¿cuáles?) y al dia siguiente recibe al mollah Jatami con velo y genuflexión.

Es posible que alguno crea que los consejos de Aznar al coronel son un resumen del recado que Bush quiere enviarle al líder máximo de la Jamahiriya. Pero el presidente imperial nunca caería en una trampa saducea como ésta. Es demasiado espabilado, aunque tenga fama de tonto.

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