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Alberto Míguez

Y España, ¿qué?

Mientras Bush se lo piensa (si ataca o no a Irak) y la ONU intenta por penúltima vez la presión diplomática, la Unión Europea ha vuelto a las andadas mediante la estrategia del “sí pero no” o, si se prefiere, una de cal, otra de arena y otra de calarena.

En la última reunión de ministros de Exteriores de la UE, todos los representantes reiteraron la vieja cantinela de que deben agotarse todos los recursos diplomáticos para convencer a Saddam Hussein de que permita el regreso de los inspectores de la ONU a las instalaciones donde supuestamente se fabrican armas de destrucción masiva. No indicaron, sin embargo, en qué consistirá esta presión diplomática: si se trata, por ejemplo, de enviar una carta por un propio al dictador iraquí pidiéndole que reconsidere su postura o simplemente se expedirá al secretario general de la ONU para que convenza a Saddam de que se porte bien.

El vicepresidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, dijo el otro día que “aún quedan cauces diplomáticos antes de emplear otros medios”. Sería conveniente que los enumerase o, si son materia reservada, que los susurrase al equipo mediático habitual para que el común de los ciudadanos supiese a qué atenerse, porque si de lo que se trata es de hacer novenas a la Virgen de los Desamparados o de enviar a Javier Solana para que sonría ante los fotógrafos, los cauces en cuestión están más secos que el desierto del Sahara.

La pregunta que algunos se hacen es qué ocurrirá si finalmente Bush recurre a sus marines: ¿qué hará el Gobierno español? ¿Permitirá que las bases de Rota y Morón sean utilizadas por las fuerzas americanas, como en otras ocasiones, o se negará en redondo como acaba de advertir el “rais” egipcio, Mubarak, o incluso nuestro amigo el rey Fahd de Marbella? Y en caso de rechazar los permisos de sobrevuelo y escala, ¿qué sucedería con el flamante acuerdo (renovado) de Amistad y Cooperación militar hispano-norteamericano?

Todas estas cosas convendría irlas aclarando antes de que el puño del imperio se abata sobre Irak y los euroidiotas sigan jugando al parchís.

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