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Alberto Recarte

China: apertura con reservas

El gobierno chino ha comenzado a enfrentarse a uno de los agujeros negros de su economía y que, en su caso, podría suponer el estallido de su sistema financiero. Se calcula que las pérdidas ocultas en los balances de los cuatro mayores bancos del país –en su inmensa mayoría procedentes de créditos acumulados desde hace muchísimos años a grandes empresas públicas sin futuro– ascienden, al menos, a 300.000 millones de dólares –aunque algunas fuentes elevan esta cifra hasta más del doble.
 
La noticia es una aportación de capital de 45.000 millones de dólares para dos de los cuatro bancos más importantes del país. El origen de los fondos para la ampliación de capital es la reserva de divisas extranjeras del banco central que, si se suman a las de Hong Kong, podrían alcanzar los 500.000 millones de dólares.
 
La economía china tiene, pues, en estos momentos, reservas acumuladas casi suficientes para resolver la crítica situación del sistema financiero.  Pero, para evitar que el problema se reproduzca, hace falta sanear esas propias empresas públicas –lo que puede suponer, a corto plazo, millones de personas sin empleo– y permitir la instalación en su territorio de bancos de capital extranjero que tengan libertad para tomar depósitos y prestar a quien mayor confianza les merezca. Ese paso lo comenzó a dar hace meses el gobierno chino al autorizar, con todo tipo de cautelas, un primer banco extranjero. Dentro de tres años, según lo acordado con la Organización Mundial de Comercio, tendrá que seguir avanzando en esa dirección.

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