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Alberto Recarte

Restricciones crediticias y captación de pasivo

X) Las necesidades de liquidez exterior de la banca española en 2008, las restricciones crediticias y la captación de pasivo

Hemos visto en un apartado anterior que, en conjunto, la banca española estaba endeudada en cerca de 708.000 millones de euros con el exterior a finales de 2007. Esa cifra era inferior a la que había previsto la banca –bancos y cajas, repito– en cerca de 30.000 millones de euros porque, a partir de agosto de 2007, no fue posible conseguir fondos en el exterior; ni a largo plazo mediante la emisión de obligaciones y deuda de todo tipo a largo plazo, ni a corto plazo, a menos de un año, a través del mercado interbancario.

Esa primera restricción de liquidez es mayor de los 30.000 millones de euros que he mencionado, porque a esa cifra ha habido que sumar cerca de otros 50.000 millones de euros, por el vencimiento y no renovación de deuda exterior de la banca, a la que he hecho referencia en el párrafo anterior.

Para resolver esa situación de falta de liquidez la banca tomó las siguientes decisiones:

  1. Reducir los créditos y préstamos a las familias residentes. Esa fue la primera sorpresa que se llevaron las familias que pretendían comprar su vivienda, al precio que fuera, incluso si éstos se habían reducido significativamente, pero que ahora con criterios más estrictos se consideraba que no ofrecían garantías suficientes. Un proceso iniciado antes de agosto de 2007, pero intensificado a partir de esa fecha. De hecho, la banca ha vuelto a la política tradicional a la hora de conceder hipotecas de antes de la entrada en vigor del euro. Exigir a los compradores de vivienda un pago inicial de entre el 20% y el 30% del precio. Una cantidad, por tanto, no financiada. Presentar, igualmente, avalistas con garantías y financiar el 70% u 80% restante de acuerdo a nuevas tasaciones que tienen en cuenta la evolución de los precios en el mercado, al tipo del euribor con un margen similar, eso si, al de antes de julio de 2007. Aquí no hay subida de diferenciales porque, si se pasan todos esos filtros, es seguro que el préstamo hipotecario no corre ningún riesgo o corre los mismos riesgos que tradicionalmente.

  2. Por su parte, las empresas sufrieron el grueso del ajuste. Se encontraron con que no se renovaban sus líneas de crédito, ni se ampliaban los préstamos y créditos ya acordados, para aumento de circulante o compra de equipos. Además de dejar de financiar radicalmente a constructoras, promotoras e inmobiliarias. Sin discriminaciones. Todas sufrieron la reducción del crédito lo que, sumado al hecho de que las ventas de viviendas y suelo se habían reducido en proporciones, ya por entonces, de un 50%, forzó a muchas de ellas a abandonar proyectos, a retrasar pagos o en los casos más graves a declararse en concurso de acreedores.

  3. La tercera medida que tomó la banca fue la de aumentar los tipos de interés de nuevas líneas de crédito o de nuevos préstamos a las empresas y a las familias para préstamos al consumo o para actividades productivas, tanto para resarcirse del mayor aumento del coste del pasivo, como para desanimar a potenciales demandantes. No obstante lo cual, los tipos de interés, que han seguido vinculados al euribor más un diferencial que ha aumentado significativamente, no son mucho más altos que la inflación, por lo que puede decirse que el crédito en España, cuando se consigue, sigue siendo demasiado barato.

  4. La cuarta decisión fue la de aumentar la remuneración de los depósitos nacionales, para captar en España los recursos que antes se conseguían en el exterior. Una decisión lógica pero que, en la medida en que tenía éxito, comenzó a discriminar entre entidades grandes y pequeñas. Entre más fiables –los grandes– y menos fiables –los no tan grandes–. El ahorro se desplazó, además, de fondos de inversión a depósitos, con lo que no se consiguió, probablemente, un aumento del ahorro nacional significativo –un objetivo, por otra parte, que no corresponde buscar al sistema financiero–, pero si una mayor liquidez para el conjunto de la banca española, y un descenso importante de las cotizaciones de las acciones, obligaciones y otros activos en que tenían invertido su dinero esos fondos, afectando indirectamente al volumen total de riqueza de las familias españolas.

  5. Finalmente, se aprovecharon, y se siguen aprovechando, las facilidades de liquidez que instauró el Banco Central Europeo. A fecha de hoy, agosto de 2008, las entidades financieras españolas han conseguido cerca de 50.000 millones de euros del BCE, mediante la entrega-depósito de activos calificados por el BCE para tener ese derecho. La demanda española ha sido tan grande que ha habido protestas desde otros países del euro por considerar que la banca española se estaba extralimitando en el uso de esa facilidad.

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