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Alejandro A. Tagliavini

Chávez, el Allende venezolano

Teóricamente, las expropiaciones deberían ir acompañadas por una indemnización. Pero esto parece pura teoría. Entre otras cosas, el gobierno argumenta la falta de titularidad legal en el caso de los latifundios

El diario chileno El Mercurio publicó una nota, firmada por Gaspar Ramírez con el título "Expropiaciones recuerdan a las de Allende". Sucede que es comparable lo vivido bajo Salvador Allende con la Venezuela de Hugo Chávez: la presencia cubana masiva, las expropiaciones y el progresivo ahorcamiento de las iniciativas privadas.
 
A las múltiples expropiaciones ya realizadas por el chavismo, ahora se le suma una planta procesadora de tomates de la emblemática firma estadounidense Heinz y silos para almacenar de Polar, el grupo empresarial más grande de Venezuela, intervenidos como paso previo a la expropiación.
 
Cuatro haciendas en los estados Apure y Barinas fueron intervenidas. Soldados de la Guardia Nacional tomaron hace pocos días "La Bendición Ramera", de 27.273 hectáreas en Apure, propiedad del grupo ganadero británico Vestey. Es el segundo campo que pierden por la misma vía.
 
La verdad es que durante las últimas décadas el respeto por la propiedad privada y la libertad de mercado fue pobre en Venezuela, pero Chávez abiertamente está instalando un Estado comunista. La Constitución de 2001 le otorga la facultad de expropiar y ahora aplica tales medidas con mayor intensidad.
 
El gobierno, poco a poco, va expropiando la propiedad de los medios de producción, con excusas como la improductividad del campo en manos de grandes latifundistas y la explotación de los campesinos. La paradoja es que el mayor latifundista es el Estado, que posee cerca del 70% de la tierra, con una productividad miserable.
 
Representantes agrícolas dijeron que acudirán al Tribunal Supremo de Justicia reclamando la ilegalidad de las intervenciones. En tanto, Polar, llegó a un acuerdo con el gobierno que reconoció la operatividad de los silos. Pero, lo más probable es que las presiones de las empresas no tengan efecto, ya que la acumulación de poder por parte del gobierno es de tal magnitud que hace irrisoria cualquier oposición. El objetivo de las protestas es llevar un registro histórico de las denuncias y fallos, para conformar un expediente para el futuro, después de todo, Chávez no es eterno.
 
Teóricamente, las expropiaciones deberían ir acompañadas por una indemnización. Pero esto parece pura teoría. Entre otras cosas, el gobierno argumenta la falta de titularidad legal en el caso de los latifundios.
 
El populismo y la demagogia no tienen fronteras para Chávez, quien dijo que suministrará combustible a comunidades pobres de EEUU, en forma "directa" y a un precio 40% menor al comercial. "En EEUU hay también muchos pobres y todos los años muere de frío un número importante, por eso les vamos a ofrecer combustible para calefacción", afirmó. Chávez planea eliminar los intermediarios y la venta se realizaría directamente a través de la firma Citgo, filial estadounidense de la estatal PDVSA. Venezuela, es el quinto exportador mundial de crudo y el cuarto proveedor de EEUU, suministrando a ese país 1.500.000 barriles de petróleo diarios. PDVSA tiene en EEUU 14.000 estaciones de servicio y 8 refinerías.
 
Así, al igual que Salvador Allende, Chávez tiene defensores en EEUU. Haciéndose eco de esa demagogia y en abierta oposición con la Casa Blanca, el presidente del Partido Demócrata, Howard Dean, afirmó que "Chávez tiene su lado bueno y es que, después de muchas décadas, él se está preocupando por la gente pobre en su país". Cuando la realidad es que el número de venezolanos pobres aumenta.
 
Pero, aun cuando los candidatos de Chávez ganaron la mayoría de los cargos de concejales, las últimas elecciones realizadas en agosto no fueron buenas. Hace un año, multitudes hicieron filas para participar en un referendo revocatorio de su mandato, que supuestamente ganó con 58% de los votos. Pero durante las últimas elecciones, la abstención llegó a casi el 70%. El gobierno quedó muy mal porque, pese a la inmensa campaña montada, no logró movilizar ni a sus propios adherentes. Es el resultado del desencanto por la actual situación política y económica.
 
Sea como fuere, además de la caída en la popularidad de Chávez, su muy agresiva y agraviante política parece diseñada para emular la historia chilena: la aparición de un Pinochet.

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