Menú
Alejandro A. Tagliavini

Cuando la democracia es una mentira

De manera que lo mismo da si hubo o no fraude en el referéndum de Venezuela, definitivamente eso no es democracia real, las personas no son realmente libres y, por tanto, lejos están de poder elegir con verdadera libertad

Muchos dictadores han surgido de elecciones "libres", no es ninguna novedad. El ejemplo más sintomático es Hitler que ganó "libérrimas" elecciones, en un país desarrollado de la antigua y culta Europa. Muchas veces, lo que sucede es que la democracia es una mentira ya que las personas solo son "libres" para votar.
 
¿Qué democracia puede haber cuando las personas no tienen libertad económica y, por tanto, dependen de la burocracia estatal para poder subsistir? ¿Qué democracia hay cuando las empresas son estatales, manejadas por los políticos de turno? ¿Qué democracia puede ser real cuando los medios de comunicación están en manos del Estado o fuertemente amenazados por el poder político y económico estatal? ¿Qué democracia puede existir cuando la educación (que más se parece a un lavado de cerebro) se dirige desde un ministerio manejado por políticos hambrientos de votos y apoyo de la opinión pública?
 
Pero de qué voto libre hablan, si en algunos países el voto es obligatorio y los políticos pueden, de hecho, obligar a votarlos aún cuando el voto es supuestamente secreto.
 
De manera que lo mismo da si hubo o no fraude en el referéndum de Venezuela, definitivamente eso no es democracia real, las personas no son realmente libres y, por tanto, lejos están de poder elegir con verdadera libertad. Pero Chávez necesita, además de perpetuarse, incrementar exponencialmente su imperio populista que, a pesar de los altos precios del petróleo, ha destrozado la economía llevando la pobreza y el paro a niveles astronómicos, haciéndola, precisamente, cada vez mas dependiente de los recursos y limosnas estatales.
 
Como era de esperar, un Chávez envalentonado no tanto por el "triunfo" en el referéndum sino por el apoyo casi incondicional que recibió del exterior, incluyendo el gobierno en Washington, ya está trabajando para acrecentar su reino oligárquico en nombre del pueblo. Un congresista chavista, Luís Velázquez Alvaray, está por presentar un proyecto de enmienda constitucional que le permitiría a Chávez ser reelecto cuantas veces quiera. Chávez, quien ha dicho en reiteradas oportunidades que quiere permanecer en el poder hasta el 2021, pretende que no es ésta una iniciativa suya y que decidirá más adelante. Y la actitud distante del chavista Francisco Ameliach, presidente de la Asamblea Nacional, suena mucho más a una parodia democrática que a discusión real.
 
La enmienda propuesta, que apoya el oficialista Movimiento Quinta República, modificaría el artículo 230 de la Constitución, que indica que el presidente de la república "puede ser reelegido de inmediato para un nuevo período, y por una sola vez" quitando esta última frase. Según cita el periodista Andrés Oppenheimer, el proyecto de ley explica que es un derecho soberano del pueblo "decidir cuánto puede durar un presidente en ejercicio del cargo", y que "ninguna norma, y mucho menos una de rango constitucional, debe colocar impedimentos para ese ejercicio de soberanía".
 
Pero este abuso de autoridad no es la única jugada del mandamás venezolano sino que además, el "democrático" congreso venezolano, controlado por Chávez, aprobaría una ley de prensa para censurar a los medios privados y otra que les quitaría a los alcaldes opositores el mando de sus fuerzas policiales. Eso sí, si algún venezolano tiene algún problema con el gobierno, olvídese de ir a la justicia. Unas semanas atrás el número de jueces de la Corte Suprema pasó de 20 a 32 y ahora la Corte Suprema de abrumadora mayoría chavista decidirá en última instancia sobre temas como la reelección presidencia o la censura a la prensa.
 
La comunidad internacional comete un grave error al convalidar este proceso de eliminación sistemática de las libertades, ya sea que gobiernos u organismos internacionales como la OEA respalden los "votos" chavistas o, peor, los amigos del populismo, como Castro, Kirchner y Lula, a los que poco les importa la libertad real de las personas, hagan negocios a costa de los impuestos que pagan los ciudadanos.
 
© AIPE
 
Alejandro A. Tagliavini es miembro del Departamento de Investigaciones de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE) de Buenos Aires.

En Internacional

    0
    comentarios