Menú
Alejandro A. Tagliavini

Desconfianza y paralización

Cuando viaje a la Argentina, revise debajo y dentro del colchón sobre el que duerma porque las posibilidades de encontrar grandes cantidades de dólares son enormes.

Gracias a que el gobierno ha dado muestras elocuentes de que es capaz de utilizar su fuerza coactiva para confiscar el dinero de los ahorristas, aumentar impuestos y estrangular a la economía con regulaciones de todo tipo, la desconfianza creció tanto que una mínima parte del capital fluye a la banca local. Para el resto, todo vale. Desde las cajas de seguridad, bajo colchones –como lo hacía mi abuela durante la crisis del 30– hasta cuentas secretas en el exterior.

Alrededor de 55.000 millones de dólares están escondidos, fuera de la operatoria bancaria local; otros 17.300 millones de dólares se colocaron en inversiones directas en el exterior y más de 35.000 millones de dólares se depositaron en el exterior o se utilizaron para adquirir títulos y acciones de naciones y empresas extranjeras. Sólo en 2002, la fuga de capitales superó los 16.000 millones de dólares.

Los bancos locales acumulan solamente 3.000 millones de dólares en cajas de ahorro, 10.000 millones de dólares en plazos fijos y 1.000 millones de dólares en Lebac (Bonos del Estado). Y para lograr esto, estaban ofreciendo tasas de interés de hasta 26% anual para un depósito a 30 días. Hay, además, cerca de 24.000 millones de pesos (8.000 millones de dólares) en los bolsillos, entre billetes, monedas. Insólitamente, para los bancos no es negocio recibir grandes depósitos porque no tienen a quien prestarlo.

La precaria ''liquidez'' de los bancos ocurrió por las violaciones al mercado natural, ya que además del corralito (la restricción estatal al retiro de fondos) y la “pesificación'' (la conversión coactiva de los dólares depositados por las personas a pesos devaluados), existe la obligatoriedad para las empresas de pagar los sueldos y demás gastos por vía bancaria.

Pero los bancos todavía están lejos de recuperar su negocio financiero y más bien parecen simples cajeros del Estado. La falta de un escenario que permita la reactivación del crédito obliga a las entidades a bajar sus tasas y, en algunos casos, a rechazar grandes depósitos.

Así, los bancos han tenido que bajar las tasas de interés. El año pasado llegaron a pagar por encima de 100% anual para grandes depósitos, pero hoy apenas sí ofrecen tasas de entre 15% y 22%. De cualquier modo, estos rendimientos siguen siendo irracionalmente altos, ya que no pueden justificarse con ninguna inversión seria y lícita. Lo que demuestra claramente que el sistema financiero local está destinado a la especulación y no a la inversión.

"Una vez que se equilibra la caja, la plata que entra y no va al crédito se convierte en pérdida'', explica un alto directivo de un banco extranjero. ''Los bancos no se animan a prestar a largo plazo porque todavía tienen pendiente los vencimientos de los Cedros (depósitos del “corralito” reprogramados) el año que viene y aún se pierden depósitos por los amparos'', agrega. ''Con un nivel de liquidez adecuado, no es negocio tomar depósitos a tasas altas para después tener que dejarlas en el Central, que paga 1% por los encajes'', explica un operador.

La profunda distorsión que generó la intervención coactiva del Estado provocó la situación actual. Los bancos no pueden planificar su futuro porque el Poder Judicial reconoce la propiedad privada que el Poder Ejecutivo niega sobre los depósitos efectuados en dólares. Esto y la desconfianza generalizada de la gente impiden que los bancos puedan prever la cantidad de dinero de la que dispondrán.

Irónicamente, todas estas intervenciones del Estado se hicieron con la excusa de salvar el sistema financiero local y no tener que depender de bancos internacionales, pero el resultado es que hoy no tenemos sistema financiero y el off-shore está prohibido.

Alejandro Tagliavini es miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas).

© AIPE

En Libre Mercado

    0
    comentarios