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Alejandro A. Tagliavini

La última traición del FMI

La deuda argentina en mora es un récord histórico por su magnitud de más 100.000 millones de dólares y por la cantidad y diversidad de los acreedores afectados. Pero aquí no se agota lo inédito y novedoso del caso.

Antes de la existencia de los organismos multiestatales de crédito (como el FMI, BM, BID y otros), la deuda de los gobiernos era con acreedores privados y los problemas se negociaban sin mayores inconvenientes. Los bancos privados solamente prestaban a gobiernos que consideraban responsables y rara vez se producía una crisis que, de darse, era acotada y se resolvía fácilmente. Cuando aparecen los organismos multiestatales la historia cambia. La moratoria de la deuda externa de América latina de 1981-82 fue la primera crisis importante. Los acreedores eran principalmente bancos norteamericanos. El problema era importante, pero no irresoluble. La deuda no tenía un peso definitorio en el sistema bancario, pero el gobierno de EEUU tomó la iniciativa. México fue el caso piloto.

Se hizo jugar al FMI un papel central, redefiniendo sus funciones. Mientras bancos privados negociaban con el país, éste debía negociar con el FMI un acuerdo de financiamiento extra, condicional. El arreglo con los acreedores privados entraba en el programa de financiamiento externo y fiscal y en la condicionalidad del acuerdo con el FMI. El FMI cumplía varias funciones adicionales a la de proveer recursos frescos a países con evidentes problemas de pago. Los bancos contaban con el sello de aprobación del FMI y con su vigilancia y respaldo. Los préstamos del BM y del BID se subordinaron al liderazgo del FMI. A partir de entonces, el financiamiento de los países dejó de hacerse en función de su capacidad real de pagar los créditos, sino que están sujetos a arreglos políticos.

La crisis de México de 1994-95 inauguró una nueva forma de intervención y el gobierno de EEUU lideró un paquete de rescate de magnitud inédita. En adelante los paquetes de rescate masivo fueron la modalidad. En Corea se formalizó una nueva línea. El FMI la aplicó en las crisis de Rusia, Brasil y la Argentina. La intervención a través de los paquetes de rescate se desarrolló bajo la administración demócrata. Por el lado conservador, el argumento crítico enfatizaba el llamado “riesgo moral” que sostiene que la garantía implícita de un paquete de rescate estimula la irresponsabilidad de deudores y prestamistas. Hoy el conservador Bush sigue dando impulso al FMI, aunque pareciera más preocupado por recuperar su dinero (EEUU es el principal acreedor del FMI) que por otras cuestiones.

Así, la última negociación con la Argentina colocó al FMI y al gobierno norteamericano en una nueva actitud. Es inédito que el FMI firme un acuerdo que no incluye los resultados de una negociación con los acreedores privados. Es decir, por primera vez, el FMI y el gobierno norteamericano acordaron que el país les devuelva el cien por cien de la deuda (aunque con prórrogas) a cualquier costa (aumento de presión tributaria y pérdida para los acreedores privados de hasta el 75%) y dejaron a los acreedores privados a su propia suerte.

Los privados, por su parte, no se han quedado quietos. Al emitir deuda, Argentina aceptó someterse a la jurisdicción de Nueva York. Así, el juez Griesa ya decidió a favor de los acreedores privados, pero suspendió el fallo hasta que termine la negociación con el gobierno. En pocos días decidirá si levanta o mantiene la suspensión de la ejecución de fallos contra Argentina por 708,5 millones de dólares. Si decide "descongelar", los acreedores intentarán cobrar. El 11 de septiembre, un tribunal de Bruselas falló en contra de Euroclear, el banco que hace la compensación de las operaciones de bonos en Europa. Un fondo norteamericano, Leucadia, que no llegó a un acuerdo sobre la deuda de Nicaragua logró que el tribunal no permita a Euroclear pagar a cualquier otro acreedor que sí haya hecho un arreglo con Managua. Por ejemplo, si la Argentina depositara lo que debe al FMI en la Reserva Federal de Nueva York o en el Citibank, los privados podrían cobrar lo que Argentina les debe. Hasta el avión del presidente Kirchner podría correr el riesgo de ser embargado en Europa.

Alejandro Tagliavini es miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas).

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