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Alejandro A. Tagliavini

Votando con los pies

el 20% de los 175 millones de emigrantes en todo el mundo (35 millones de personas) partieron de Latinoamérica

Votar en las urnas es fácil, basta poner un papel. Pero optar por otro país sí es una decisión seria. Aun suponiendo que las estadísticas económicas sean verdaderas, hay poco crecimiento duradero en América Latina y el Caribe. El Banco Mundial (BM) dice que la región crecerá 5% en 2004. Lo que se explica por el rebote (reocupación de capacidad ociosa) tras una caída muy fuerte –20% en Argentina– y un escenario internacional muy favorable que trajo dinero (que es lo que mide el PIB), pero no crecimiento real, es decir, inversiones en productividad. Aumentaron los precios de las materias primas, como la soja y el petróleo, por el crecimiento de EEUU, China y Europa; se incrementaron los flujos de capital, en gran parte debido a las bajas tasas de interés en EEUU y repuntó el turismo.
 
El "crecimiento" de América latina no se debe a buenas políticas, salvo la reducción del déficit fiscal, en gran parte realizada con brutales aumentos de la recaudación impositiva. En Argentina, la presión fiscal supera el 60% de los ingresos personales, cuando la Corte Suprema declaro inconstitucional más del 33%.
 
En Brasil, que se estima crecerá 4,7% en 2004, la tasa oficial de interés es 17,5%, la segunda más alta del mundo, lo que atrae dinero y la ironía es que quieren tomar medidas contra los capitales que ingresan con fines "especulativos". Argentina, que crecerá 8% en 2004, está en la cesación de pagos más grande de la historia mundial (unos 82.000 millones de dólares) y no sale el dinero para el pago de la deuda. La supuesta salida del "default", canjeando bonos vencidos por otros con un 75% de descuento, prevista por el gobierno para fines de noviembre, fracasó y se postergó para enero 2005.
 
Pero, por mucho que se jacte el estatismo latinoamericano de ganar en las urnas, pierde las verdaderas elecciones: el 20% de los 175 millones de emigrantes en todo el mundo (35 millones de personas) partieron de Latinoamérica, según informa la ONU. Debido al fin de algunos conflictos, el número de emigrantes bajó de 7 millones, en 1990, a 6 millones en 2000. Las remesas de familiares que emigraron representan el 14% del PIB de países como El Salvador, 12% en República Dominicana y 10% en Guatemala, Honduras y Nicaragua.
 
Si el crecimiento fuera real, no ocurriría que los hogares con más de 100.000 dólares de patrimonio optan por colocar 75% de sus ahorros en el extranjero, fuera del alcance de los gobernantes. Unos 77.200 millones de dólares del ahorro argentino están en el exterior. Lo mismo ocurre en Brasil, Venezuela, Colombia y Perú. La excepción es Chile, donde apenas 35% de ese ahorro esta fuera del país. El porcentaje es menor al 10% en EEUU y Japón.
 
El PIB de Chile, con una economía de mercado crecerá 6% este año. 17 multinacionales han instalado allí sus "cuarteles generales" para la región y otras 25 han traído al menos una de sus gerencias de área. El capital foráneo recibido por Chile en lo que va de 2004 se triplicó con respecto al mismo período de 2003.
 
Pero Chile sigue avanzando y pretende transformar al país en el principal centro de negocios regional, sobre Buenos Aires o Sao Paulo. Y tiene méritos; en el informe sobre Competitividad 2004 del IMD, ocupó el lugar 26 a nivel mundial y primero en la región. Así es que, además de la seguridad de Santiago, la modernización de las telecomunicaciones y la estabilidad económica, ahora están pensando en una disminución de impuestos y de burocracia para facilitar las inversiones. Así se crece.
 
© AIPE
 
Alejandro A. Tagliavini es miembro del Departamento de Investigaciones de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE) de Buenos Aires.

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