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Alfred Subirana

La esquizofrenia ideológica del nacionalismo

El odio que sienten hacia España les llevó a rechazar un proyecto que habría evitado los problemas de sequía que ahora sufrimos. Pero es que además ahora tenemos que pagar unas infraestructuras que hace algunos años habrían sido financiadas por la UE.

Mientras que este lunes, la comisión permanente de ERC decidió que algunos dirigentes del partido participarían en la manifestación que la Plataforma en Defensa de l’Ebre ha convocado para el 18 de mayo en contra del trasvase del Ebro a Barcelona, el conseller de agricultura, Joaquin Llena, ha reiterado este martes en una rueda de prensa que todos los miembros del tripartito están de acuerdo con el trasvase.

Este enfrentamiento refleja el eterno dilema de los partidos nacionalistas: la defensa del bien común de la sociedad a la que representan y de quienes la componen, les hayan votado o no, y la obsesión por la ideología de partido. Este es el drama de los dirigentes de la sociedad catalana.

"Nuestros" políticos no dudaron en perjudicar a Cataluña para sacar réditos políticos y socavar las bases del PP, entonces en el poder. Recordemos las manifestaciones en contra de los proyectos para el trasvase, promocionadas por los miembros del tripartito. Proyectos que ahora se ven obligados a recuperar, aunque se les quiera cambiar el nombre, para abastecer Barcelona. Analizadas las dos actitudes son las dos perfectamente condenables.

La actitud del Gobierno de la Generalitat es injustificable por anteponer los intereses de partido a los de Cataluña. El odio que sienten hacia España les llevó a rechazar un proyecto que habría evitado los problemas de sequía que ahora sufrimos. Pero es que además ahora tenemos que pagar unas infraestructuras que hace algunos años habrían sido financiadas por la UE.

La actitud de ERC no deja de ser fiel a la línea marcada por sus dirigentes. Las élites políticas y sus medios de comunicación ofrecieron un discurso muy claro a todos sus militantes y a la sociedad en general, pero este discurso sacrificaba las necesidades de los catalanes por la ideología nacionalista.

Este es el drama de Cataluña no podemos decir que no lo merecemos, pues hemos sido los catalanes quienes lo hemos elegido. Pero a todos aquellos que verdaderamente amamos a Cataluña, esto nos resulta muy doloroso.

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