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Alicia Delibes

ATIME con los lectores de El País

Los lectores del diario El País pudieron mantener el miércoles pasado un chat con el presidente de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes en España (ATIME), Abdelhamid Beyuki. Esta conversación digital fue una auténtica lección de valores multiculturales o, más bien, biculturales porque, de un tiempo a esta parte, la inmigración marroquí parece ser la única que existe en España.

Desde que estalló la historia de la niña Fátima, anda la izquierda preocupada por ese sector feminista que, desde el mismo seno del progresismo, levanta la voz en protesta por el velo que la pequeña musulmana “quiere” llevar a la escuela. Parece como si esa preocupación hubiera puesto en marcha una campaña para convencer a las disidentes de ese error que supone creer que los colegios no deben permitir el chador en clase.

Y nadie mejor que el señor Beyuki para llevar a cabo tan pedagógica como delicada misión. Las ideas fundamentales que trasmitió el miércoles el presidente de ATIME a los lectores de El País en su tertulia digital podrían resumirse así:
- El velo no es un símbolo religioso y mucho menos un signo de sumisión, es una vestimenta más “como la que lleva Rigoberta Menchú” (sic)
- El oponerse a la escolarización “con velo” de la pequeña Fátima es una actitud, en cierto sentido, xenófoba que ha sido interpretada por la comunidad marroquí como un ataque a su propia identidad y a su propia cultura.
- ATIME no quiere que se considere a los inmigrantes marroquíes como meros trabajadores, sino como portadores de una cultura y de unos valores.
- ATIME no cree que España sea racista pero sí piensa que la política del actual gobierno está haciendo todo lo posible para que lo sea.
- El señor Azurmendi, cuando dice que el multiculturalismo es una gangrena, se comporta como aquellos nazis que consideraban a los judíos la gangrena de la sociedad humana.

Si yo fuera lectora de ese periódico, si yo fuera feminista, si fuera progre y si me hubiera sentido abofeteada el viernes pasado por la decisión de Carlos Mayor Oreja de obligar la escolarización sin condiciones de la niña Fátima, estaría agradecida al señor Beyuki por haber iluminado mi conciencia, por haber puesto fin a las dudas que me embargaban, por haberme sacado del grave error de creer que Fátima, obligada por su padre, llevaba a clase ese velo como símbolo de sumisión de la mujer al varón. Le estaría agradecida por haberme enseñado que la tolerancia y el respeto a la cultura y a la religión musulmana exigen que los profesores y los directores de los colegios españoles acepten el hiyab en clase. Y también, de paso, le agradecería ese detalle de “honradez” que supone declararse enemigo de la actual política de gobierno español y no tener reparo alguno en llamar nazi al presidente de foro de la inmigración por decir exactamente lo que piensa, que la multiculturalidad favorece la formación de guetos.

Pero como no soy feminista ni progre y además reconozco la capacidad que tiene de crear opinión ese diario matutino, en vez de agradecimiento al leer el diálogo con el presidente de ATIME lo que siento es preocupación. Preocupación por el control que la izquierda ejerce ya sobre esa organización de trabajadores marroquíes y preocupación por la ingenuidad del gobierno que, o no le importa, o no se entera del enorme peligro que para la convivencia española supone el que la inmigración sea manipulada por los intereses mezquinos de unos políticos que, cuando no ostentan el poder, buscan agudizar las contradicciones de la sociedad con el único fin de desestabilizar el país.


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