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Alicia Delibes

El caso de Resurrección Galera

Lo que más sorprende en el caso de la profesora de religión del colegio almeriense Ferrer Guardia de Los Llanos de la Cañada es la temeridad con la que gente de reconocido agnosticismo se atreve a opinar en un asunto tan delicado como la competencia de una catequista de la Iglesia Católica. Si los padres de los alumnos que asisten a clases de religión en los colegios de Almería han depositado su confianza en la jerarquía eclesiástica, si ésta no considera a Resurrección Galera capacitada para dar clases de moral católica a los niños y si el acuerdo entre la Iglesia y el Estado en materia de educación dice que es competencia exclusiva del obispo designar a los profesores de Religión, nada hay que objetar a la no renovación del contrato que Resurrección tenía para impartir esta asignatura en el colegio Ferrer Guardia.

Los profesores de religión no son funcionarios y sus contratos no se rescinden, sino que se renuevan, y aquí lo único que ha ocurrido es que el de Resurrección no ha sido este año renovado, y para ello no creo que sea preciso esgrimir razón alguna. Otro asunto distinto es que se cuestione que en colegios públicos sea la Iglesia quien seleccione al profesorado de Religión y el Estado el que lo paga, pero esto es un tema mucho más complicado, que resulta de la aplicación de los acuerdos educativos con la Santa Sede y que, no se debe olvidar, estuvieron ya vigentes en los años de gobierno socialista.

Es curioso que las más numerosas muestras de solidaridad con la “compañera despedida” vengan de los sindicatos CC OO y UGT, tan poco dispuestos generalmente a manifestar simpatía por el profesorado de Religión y que si en este caso han cerrado filas alrededor de Resurrección es porque han visto en ello una ocasión magnífica para acusar a la Iglesia, y de paso al PP, de reaccionaria, ñoña, injusta, intolerante y atrabiliaria.

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