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Alicia Delibes

¿Globalización?, sí gracias

Hace bastante tiempo que la política italiana y líder del Partido Radical, Emma Bonino, despierta mi interés. A pesar de que muchas veces no estoy de acuerdo con ella, ni con lo que dice ni con lo que hace, creo que es una mujer inteligente, de gran personalidad y decidida a tener y expresar sus propias opiniones sin dejarse influir demasiado por las corrientes de opinión que impone la corrección política.

Este jueves publicaba el diario El Mundo un artículo suyo en el que expresaba su deseo de crear un movimiento alternativo al antiglobalización que se llamara “¿Globalización?, sí gracias”.

En su escrito, Bonino muestra su extrañeza de que alguien crea en las buenas intenciones de un movimiento que dice defender los intereses de los pobres y que reúne, bajo el liderazgo del bobo Bové, a teólogos de la liberación que apoyan el fundamentalismo islámico, a integristas del medio ambiente que dificultan investigaciones científicas que podrían aliviar el hambre en el mundo y a poscomunistas que militan en la izquierda más tramposa.

Pero lo más importante de este artículo es quizás que haya sido escrito por Emma Bonino, una política que está muy bien vista por la progresía europea. Y que está bien vista porque, como ella misma dice, siempre se la ha situado del lado de los que luchan contra la injusticia y la pobreza; es decir que todavía a nadie se le ha ocurrido ponerle la etiqueta de capitalista neoliberal.

Me gustaría saber qué piensa de estas ideas de Bonino un tipo como Felipe González que, hace algo más de un mes, se congratulaba en las páginas de El País de la aparición en la escena política de los movimientos antiglobalización, capaces, decía él, de aglutinar a todos los jóvenes que estaban dispuestos a luchar por un mundo más justo, más tolerante y más solidario.

Quisiera hacer llegar desde aquí a Emma Bonino mi adhesión, aunque quizás no del todo incondicional, a su movimiento ¿Globalización?, sí gracias.

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