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Alicia Delibes

La comprehensividad y la inmigración

A Rodríguez Zapatero le preguntaron en la COPE el viernes por la mañana sobre su política en asuntos relativos a la inmigración. Contestó el líder socialista que su política de inmigración es europea, que nada se puede hacer sin Europa y que a ese problema, al no ser sólo nuestro, no cabe buscarle soluciones unilaterales.

Tiene razón Zapatero si se considera que el problema de la inmigración es sólo la forma de controlar el llamado flujo migratorio, pero es que existen toda una serie de cuestiones complejas que rodean a los inmigrantes que trabajan y viven en España que están sin resolver y sobre las que es importante tener un claro criterio político.

Es necesario saber, por ejemplo, cuál es la política educativa que tiene el gobierno, o la oposición, cuando vemos que nuestras las escuelas reciben cada día un mayor número de hijos de inmigrantes. No se trata de fijar cuotas o cupos de inmigrantes por clase, se trata de explicar con claridad qué es eso de la educación multicultural, qué se quiere exactamente decir cuando se reclama la conservación de las “señas de indentidad”, qué se piensa enseñar a los hijos de los inmigrantes en nuestras escuelas y qué se esconde, en fin, tras eso que llaman los pedagogos progresistas “currículos multiculturales”.

No sé si Zapatero ha pensado, por ejemplo, que el sistema educativo que su partido impuso en España y que él no está dispuesto a criticar ni a cambiar, es un verdadero atropello para los intereses del inmigrante. La comprehensividad fue un invento de países ricos para hijos de nuevos ricos. La pedagogía progresista que se ha impuesto en Europa desde los primeros años de la década de los 70 se inspiraba en que el aprendizaje debía ser un juego. Con su “enseñar deleitando” se hizo de la enseñanza un dulce para niños mimados.

El pedagogo europeo con autentico pedigrí progresista, que es el habitual, considera que enseñar un oficio o una habilidad manual antes de los 16 años es un verdadero atropello a los derechos del niño. No sé si Zapatero sabe que, con la implantación de la LOGSE, muchos centros de formación profesional cerraron estupendos talleres de automoción, de carpintería, y de otros oficios que los señoritos del PSOE consideraron denigrantes para los adolescentes españoles. No se puede tener a un chico de 15 años una mañana entera lijando madera, fue el argumento que me dio un antiguo maestro de taller, por cierto reciclado ahora como profesor de economía, cuando yo criticaba la ley socialista.

Pues bien, este modelo igualitarista, integrador, que persigue la segregación y se proclama partidario de eso que llaman “diversificación”, es incomprensible para un padre que llega a España con lo puesto y desea para sus hijos un futuro un poco mejor. Es casi una infamia encerrar en las aulas hasta los 16 o 18 años a los hijos de la pobre gente que llega a nuestro país huyendo de la miseria y negarles la posibilidad de aprender algo que les permita ganarse pronto la vida.

Si la corrección política dejara de guiar las conciencias de los intelectuales europeos, estoy segura de que se habrían ya oído muchas voces explicando que gran parte del fracaso de integración de los inmigrantes se debe a esa opción casi generalizada que se hizo en Europa de ese modelo socialdemócrata de escuela, la escuela comprehensiva.

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