Menú
Alicia Delibes

La educación de los inmigrantes

Las pasadas campañas electorales en Francia, Holanda, Suecia y Alemania han puesto de manifiesto que la inmigración es una de las mayores preocupaciones de los ciudadanos europeos. Con la única idea de poner freno a la entrada de inmigrantes, personajes casi desconocidos se han convertido, de la noche a la mañana, en nuevos líderes políticos.

Resulta completamente normal que la inmigración ocupe un lugar importante entre las preocupaciones políticas de los españoles, ya que España, en los últimos años, de ser un país de tránsito de inmigrantes se ha convertido en lugar de acogida. Lo que es un poco más sorprendente es que en países que llevaban ya muchos años recibiendo trabajadores extranjeros se plantee ahora, y con tanta fuerza, este problema de la inmigración.

Tuve ocasión, hace unos días, de hablar con Inger Enkvist, profesora de Filología Hispánica en la Universidad de Lund, autora de varios libros sobre educación y luchadora infatigable contra el cáncer que se ha cebado con los sistemas públicos de enseñanza europeos: la “comprehensividad”. Inger me explicaba cómo, a partir de la segunda guerra mundial, Suecia se convirtió en un país receptor de emigrantes. Junto a trabajadores italianos y yugoslavos, llegaron finlandeses, húngaros, checos y más tarde polacos que huían del comunismo. Estas primeras inmigraciones fueron, en su mayoría, beneficiosas para Suecia y no presentaron problema alguno de integración. Pero las cosas empezaron a cambiar en los años 70. La llegada de refugiados políticos procedentes de lugares tan distintos como Chile, Argentina, Siria, El Líbano, Etiopía, Irán, Irak, Somalia o Eritrea, coincidió con grandes cambios sociales en Suecia entre los que se contaba la renovación de su sistema escolar. La escuela que encontraron los hijos de los nuevos inmigrantes era permisiva, antiautoritaria y basada en una moderna pedagogía que predicaba el derecho de cualquier lengua minoritaria. Se concedió mucha más importancia a la conservación de las diferentes lenguas maternas que al aprendizaje del sueco. Además del previsible descenso general del nivel de conocimientos, el resultado fue que un considerable número de alumnos que provenían de familias desarraigadas, no sólo no aprendieron el sueco sino que, además, alimentaron una peligrosa hostilidad hacia el país en el que vivían.

Para complicar aún más esta situación, ya bastante enrarecida, una nueva moda, el multiculturalismo, se ha impuesto en estos últimos años entre la bienpensante y progresista intelectualidad sueca.

Me contaba Inger que en un barrio de Malmö, la tercera ciudad más grande de Suecia, se ha formado un grupo grande de emigración musulmana donde niños que ya han nacido en Suecia son incapaces de expresarse en sueco. Para solucionarlo, a las administraciones educativas no se les ha ocurrido cosa mejor que obligar, a partir de este otoño, a que en los colegios suecos del barrio se den las clases en árabe.

Para una gran parte de la sociedad resulta asombroso que estos niños suecos de origen musulmán sólo hablen árabe. Pero es que, además, en los últimos años una serie de casos jurídicos han mostrado que estos grupos de inmigrantes no respetan las leyes suecas y se rigen por unas normas de conducta que escandalizan y avergüenzan a los “autóctonos” por su falta absoluta de respeto hacia la dignidad femenina.

Este año en España se han matriculado algo más de 200.000 escolares extranjeros. El 80% en centros públicos donde domina la pedagogía progresista que, además de dificultar la adquisición de conocimientos, apuesta mayoritariamente por el multiculturalismo. No cabe duda de que una “educación multicultural”, enfocada a mantener vivas todas las costumbres, lenguas y creencias, en lugar de facilitar la integración de los inmigrantes favorecerá la formación de guetos cerrados. Dentro de unos años podremos ver cuál ha sido el resultado de la mezcla del multiculturalismo con el desorden, la indisciplina, el desinterés por el estudio y el desprecio por el saber que caracteriza nuestro sistema público de enseñanza.

En Sociedad

    0
    comentarios