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Alicia Delibes

La visión socialista

No es presentable que el PSOE intente ahora desahogar sus frustraciones culpando a los "neoliberales" porque no confiaron nunca en el estado como propietario y gestor del sistema educativo. La editorial Akal, bajo el título Los retos de la enseñanza pública ha reunido una serie de conferencias que fueron pronunciadas en septiembre de 2000 en la sede de la Universidad Internacional de Andalucía y dentro del curso Un proyecto progresista, no mítico para la educación pública. En una de ellas, el profesor de filosofía política de la UNED y conocido socialista, Antonio García Santesmases, hizo un resumen e interpretó lo que ha ocurrido con la educación española desde la transición hasta nuestros días.

Según explicó Santesmases, en los primeros años de la democracia se formaron dos bloques con ideas muy claras y muy distintas sobre lo que debía ser el nuevo sistema educativo español. Por un lado, ya en los años del franquismo y dentro de los colegios profesionales, los socialistas y comunistas habían trabajado juntos para elaborar un proyecto que vio más tarde la luz en lo que se llamó Alternativa democrática a la enseñanza, y, por otra parte, y en el seno de la derecha, fueron los democristianos quienes llevaron a la UCD sus ideas acerca de la educación.

Para la democracia cristiana era esencial que en el nuevo sistema que se implantara en España se respetara la libertad de los padres para elegir el centro escolar que más les convenía para educar a sus hijos. Esa libertad no era posible si la elección debía realizarse entre una enseñanza de pago y otra que era gratuita. Este fue el argumento político que les llevó a luchar desde el principio por conseguir una ley de conciertos del Estado con los centros privados.

Por el contrario, los socialistas no querían hablar de libertad de elección de centros y prefirieron hacerlo de libertad de cátedra. Para ellos la libertad de enseñanza consistiría no en "un pluralismo de centros educativos" sino en conseguir un "pluralismo dentro de los centros". Esta interpretación de libertad de enseñanza como libertad de cátedra viene ya de la prehistoria socialista. Una idea que ha resultado muy útil a la izquierda pues con dominar el pensamiento pedagógico podía asegurarse el control de toda la educación.

De las negociaciones de aquellos años dice Satesmases que surgió la doble red de centros: la pública y la privada concertada, "la izquierda había defendido históricamente la Escuela Pública como Escuela Estatal y Laica. La negociación entre derecha e izquierda hace que se vaya a un modelo donde se acepta un modelo de financiación pública de doble red: tanto los centros estatales como los privados concertados serán financiados con fondos públicos. Y se aprueba un modelo de Estado no confesional, pero no un modelo laico. El modelo que diseña la Constitución no es confesional, pero reconoce el especial papel de la iglesia Católica y establece, a través de los acuerdos con la Santa Sede, la enseñanza de la religión en un régimen de equivalencia al resto de las asignaturas fundamentales".

En la primera legislatura, el gobierno socialista, con Maravall ocupando la cartera de Educación, pactó los conciertos con la enseñanza privada que, en su mayoría se otorgaron a los colegios religiosos. Santesmases justifica esta "claudicación ideológica" del gobierno por el convencimiento que éste siempre tuvo de que el tiempo iría haciendo a la sociedad española cada vez más laica y que, además, la gente sabría apreciar la superioridad de la escuela pública como la única capaz de garantizar el pluralismo ideológico, el reequilibrio social y la igualdad de oportunidades.

A partir de entonces se habló en medios socialistas de iniciar "una revolución metodológica y de la promoción de una auténtica igualdad de oportunidades frente a criterios puramente meritocráticos". Se refiere el ilustre filósofo socialista a la campaña de adoctrinamiento que se emprendió sobre padres, profesores, pedagogos y demás personal implicado en el mundo de la educación. Uno de los procedimientos utilizados en esta campaña fue el de otorgar a la educación pública un valor moral superior a cualquier otra forma de enseñanza con el claro objetivo de que la mayor parte de la sociedad eligiera "voluntariamente" ser educada por el estado.

La segunda legislatura del PSOE empezó con un año de violentas movilizaciones, primero de alumnos y más tarde de profesores. Nadie sabe o nadie quiere explicar bien lo que realmente pasó, dentro y fuera del Ministerio de Educación, para que, como resultado de aquellas movilizaciones, cayera el ministro Maravall y el gobierno socialista decidiera emprender su gran reforma educativa: la LOGSE.

Para Santesmases esta gran ley fue fruto del deseo de evitar una segregación demasiado temprana entre el trabajo manual y el trabajo intelectual, algo que había estado siempre presente en las reivindicaciones educativas del socialismo. No se trataba pues, como suele decirse, de prolongar la escolaridad obligatoria dos años más (Manuel de Puelles, experto socialista en historia de la educación, dice siempre que la Ley del 70 obligaba ya a esa escolaridad), se trataba de obligar a todos los adolescentes a hacer lo mismo, se trataba, en realidad, de suprimir el primer nivel de formación profesional (por eso en la LOGSE empieza la FP directamente con "Ciclos de grado Medio" para continuar con "Ciclos de grado Superior" sin que existan unos ciclos de primer grado o de grado inferior).

Según Santesmases el fracaso de la LOGSE se ha producido porque el profesorado de enseñanza secundaria no fue todo lo favorable que se esperaba a esta reforma. Aún no estaba suficientemente preparado, adoctrinado diría yo, para recibirla y "los cerebros liberal-conservadores se fueron cebando en las insuficiencias, en las improvisaciones, en las falsas utopías para ir fomentando la tesis de que todo lo público es necesariamente ineficiente y conduce a la pasividad y a la servidumbre".

Conscientes de que el deterioro de la enseñanza pública está provocando la huida masiva hacia los centros concertados, la gran preocupación socialista es, en estos momentos, que no llegue a producirse aquello que "más alegraría a los neoliberales" y que más ofendería al pensamiento socialista: que las escuelas del estado quedaran únicamente para cumplir un papel subsidiario.

Visto el desasosiego y la alarma social que la implantación generalizada de la LOGSE ha producido y, ante la perspectiva de una "contrarreforma" por parte del gobierno, dentro de las filas socialistas quienes se manifiestan más críticos con los efectos de su ley buscan la forma de devolver a la sociedad la confianza en la escuela pública sin sacrificar lo que consideran su legado histórico: la escuela unificada e integradora, es decir la no separación de los escolares en distintos itinerarios antes de los 16 años.

"No se trata de repetir los principios de la escuela pública, sino de repensar su vigencia a la vista de las nuevas dificultades. Si no lo hacemos corremos el peligro de que su deterioro aumente, ante la complaciente mirada de los que nunca creyeron en ese proyecto. Una pieza esencial del proyecto socialista se vendrá abajo y una nueva victoria del neoliberalismo se consumará ante nuestros ojos".

Con estas tan rimbombantes como inconcretas palabras terminó el ex diputado socialista su conferencia. Nos dejó sin saber si esos compañeros de partido que, como él, creen necesario "repensar la vigencia de los principios de la escuela pública", tienen alguna nueva idea que pueda resolver el problema que ellos mismos han creado. Tuvieron la oportunidad, el poder y la confianza de la sociedad para hacer de la enseñanza pública lo que hubieran querido. Su Alternativa democrática para la enseñanza ha resultado un fracaso y la sociedad que, como dice Revel, en los sistemas democráticos nunca se suicida, huye de ese modelo de escuela pública que han querido imponerle. No es presentable que intenten ahora desahogar sus frustraciones culpando a los "neoliberales" porque no confiaron nunca en el estado como propietario y gestor del sistema educativo.


Este artículo, junto a otros de César Vidal, Pío Moa, Carlos Semprún Maura, José Apezarena, Lucas Soler, Jorge Alcalde, Enrique Coperías, etc. se publica en la Revista del Fin de Semana de Libertad Digital. Si desea leer más, pulse AQUÍ

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