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Alicia Delibes

Mujeres progresistas

Se hablaba de inmigración, de los problemas que acarrea la existencia de numerosos extranjeros que pululan por España en situación ilegal, de la economía sumergida y de la necesidad de perseguir a las mafias que, aprovechándose de esa situación de ilegalidad, comercian con seres humanos. De pronto, una representante de la asociación “Mujeres progresistas” intervino en aquella reunión y tras manifestar su apoyo y dedicación a la defensa de los derechos de las mujeres inmigrantes, soltó una frase de las que hacen época: “mal está que traigamos mujeres extranjeras para trabajar en el servicio doméstico, pero ya sería el colmo que las trajéramos para comerciar con su cuerpo”.

Ante las protestas de los asistentes de que no se podía comparar el servicio doméstico con la prostitución, aquella bondadosa mujer progresista aclaró que lo que le parecía indigno es que ofreciéramos trabajos que nosotros no queríamos hacer como planchar, limpiar, pasear a los niños, cuidar a los ancianos... etc.

Si a estas mujeres progresistas les parece indigno que se contrate a extranjeros para realizar tareas que el “autóctono” ya no quiere hacer y si consideran que ofrecer esos puestos de trabajo que quedan sin cubrir porque el crecimiento económico del país hace que nadie quiera ocuparlos es un atentado contra los derechos humanos, no sé qué piensan qué es eso del fenómeno migratorio. A lo mejor cualquier día de estos nos salen reclamando para el inmigrante recién llegado un subsidio de desempleo pues consideran que el trabajo que aquí se les ofrece es demasiado humillante y está muy mal remunerado.

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