El Pleno de la Ayuntamiento de Madrid acaba de aprobar, con la oposición del PP, una iniciativa de Ciudadanos para que se constituya una Comisión de Participación de la Infancia y de la Adolescencia en cada uno de los distritos de Madrid, en siglas, COPIAs.
Los niños se reunirán en asambleas con el concejal presidente de su distrito para proponer ideas que puedan ayudarle a resolver los problemas de sus barrios.
También se constituirá un "Consejo de Niños de la Ciudad de Madrid", que contará con un "equipo dinamizador de educadores" cuya misión será fomentar la participación de los niños e instruirles en los principios y valores democráticos.
En principio nada se podría objetar si no fuera porque el concejal presidente del distrito pertenece a un equipo de gobierno cuyo proyecto político es la ruptura del régimen constitucional de 1978. Hay que recordar que la mayoría de los concejales de este Ayuntamiento, al tomar posesión de su cargo, prometieron respetar la Constitución "por imperativo legal", no porque creyeran que nuestra Constitución deba respetarse.
Podría estar bien que los niños se reunieran alguna vez con su alcalde para decirle qué cosas echan de menos en su ciudad si no fuera porque ese "equipo dinamizador de educadores" va a ser nombrado por un gobierno que considera democrático el escrache, que defiende los piquetes en las manifestaciones y que presenta como modelo para la juventud a quien tuvo el atrevimiento de irrumpir en un acto religioso provocando y atemorizando a los asistentes.
Supongo que estas nuevas Comisiones de Participación de la Infancia y de la Adolescencia formarán parte del ambicioso proyecto de "participación directa" que tiene el Ayuntamiento para alcanzar esa "regeneración", o “radicalización”, de la democracia de la que hablan y sobre la que escriben los dirigentes de Podemos.
El Delegado del Área de Coordinación Territorial, señor Murgui, explicó la semana pasada que está preparando un borrador de reglamento para que las votaciones en los "procesos asamblearios" de los distritos se hagan siguiendo el lenguaje de signos del 15M. Supongo que ese reglamento se aplicará también a la hora de organizar las asambleas infantiles.
Puede que haya gente a la que le emocione y enternezca la contemplación de un grupo de niños sentados en una plaza jugando a los Indignados del 15M. Gente a la que le resulte simpático y gracioso ver cómo esos niños levantan sus brazos y giran las manos para uno y otro lado para votar una propuesta. El problema es que, detrás de ese juego tan inocente, existe un proyecto político revolucionario.
En el asunto de los títeres de Tetuán, la pancarta de GORA ALKA-ETA fue la gota que colmó el vaso de unos padres escandalizados por la representación que sus hijos estaban viendo. Para mí, más escandalosa resultó la intencionada moraleja que los niños debían sacar del argumento de una obra en la que se crucificaba a una monja, se mataba a un policía y se colgaba a un juez. Pues, a juzgar por el título, "A cada cerdo le llega su San Martín", todo hace pensar que la monja, el policía y el juez eran los cerdos merecidamente asesinados.
En el año 2014, Pablo Iglesias impartió una conferencia a las Juventudes Comunistas de Zaragoza en la que les habló de la importancia de los medios de comunicación para cambiar la mentalidad de la gente cuando se quiere llevar a cabo una profunda transformación ideológica de la sociedad.
En el coloquio final un joven preguntó: "En nuestro movimiento social, ¿qué es más importante, la propaganda o educar?". A lo que Pablo Iglesias respondió: "La propaganda, sin duda. Educar, cuando controlemos un Ministerio de Educación".
El objetivo de las Comisiones de Participación de la Infancia y de la Adolescencia es fomentar la participación infantil e impulsar el respeto de los niños hacia los valores democráticos. Que no se deje la gente engañar. Con todos estos antecedentes es muy probable que lo que llaman participación de los niños se convierta en una peligrosa manipulación infantil.