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Alicia Delibes

¿Qué se puede hacer con los alumnos conflictivos?

Culminado el proceso de transferencias a las comunidades autónomas, sólo le queda al ministerio de Educación la gestión directa de los centros de enseñanza de Ceuta y Melilla. En Ceuta, la convivencia escolar en los institutos de enseñanza secundaria parece que se ha hecho insoportable. Los profesores estuvieron varios días encerrados en las aulas y se negaron a dar sus clases mientras las administraciones educativas no tomaran alguna medida. Tras varios meses de conflictos que arrojan el terrorífico balance de 3.500 partes disciplinarios, 54 expedientes graves y 365 expulsiones, el ministerio de Educación se ha decidido, por fin, a buscar soluciones.

Cuando el deterioro de la convivencia escolar llega a tales extremos no valen las grandes leyes reformadoras, es preciso recurrir al más puro sentido común para encontrar alguna solución concreta y sensata que ataje la extensión del problema. Así que, sin cuidarse de eufemismos discriminatorios, se ha cogido a los 20 alumnos que los profesores han considerado más conflictivos y se les ha separado de los demás. Esto es lo que querían los profesores, lo que querían los padres y, en definitiva, lo único que podía resultar eficaz para resolver, al menos momentáneamente, este espinoso asunto.

Mientras tanto, se siguen publicando encuestas para conocer la opinión de profesores, padres, alumnos, asociaciones, sindicatos y demás colectivos implicados en la educación. La última, realizada por La Caixa, refleja la postura de los padres ante la presencia en los colegios de alumnos causantes de graves conflictos disciplinarios. Según los resultados que se han publicado, no llega a un 9% el porcentaje de los que se decantan por mandar a los “perturbadores” a su casa, cerca del 19% cree que lo mejor sería ponerles en centros especiales, un 32 % los mantendría en el mismo instituto, pero agrupados en clases distintas, y casi un 28% dice que se deben quedar en la clase que les toque, aunque perturben el orden y la disciplina escolar hasta el punto de hacerse protagonistas de episodios de violencia.

El conflicto estallado en Ceuta y los intentos reales de solución puede poner de manifiesto la necedad e inoperancia de las grandilocuentes teorías pedagógicas que dominan en el terreno de la educación desde hace ya muchos años.

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