El ministerio de Educación, en colaboración con OCDE, ha organizado un seminario sobre educación que se está celebrando estos días en la Biblioteca Nacional bajo el lema "Reformar la Educación para ganar el futuro". En la primera jornada se han dado a conocer los resultados del llamado Informe PISA (Proyecto para la Evaluación Internacional de los Alumnos) que en su día fue ya comentado por la prensa y medios de comunicación.
El Presidente Aznar ha inaugurados estas jornadas con una intervención en la que ha dejado bastante clara su postura con respecto a la reforma educativa emprendida por su gobierno. De sus palabras se pueden sacar las conclusiones siguientes: 1. Para el gobierno, la educación es en estos momentos asunto prioritario. 2. La enseñanza está mal y necesita una importante reforma. 3. No cree el gobierno en las soluciones uniformes y homogéneas, antes bien cree imprescindible dar al adolescente la posibilidad de elección entre diferentes itinerarios educativos. 4. Es importante hacer a los escolares responsables de su propia educación y a los profesores del éxito o fracaso de su labor. 5. La labor educativa de los colegios debe ser lo más transparente posible. 6. El sistema educativo que ofrezcamos a los hijos de los inmigrantes debe ser capaz de transmitirles los valores de nuestra democracia.
Para terminar su intervención insistió en su convencimiento de que nada se podrá arreglar sin la colaboración de los profesores y de que lo más importante para la educación de un niño o de un adolescente es su entorno familiar. No quiso marcharse sin añadir que había hablado este fin de semana con el presidente de los Estados Unidos sobre todos estos asuntos de la educación y ambos habían coincidido en que la enseñanza debe ser mucho más exigente y rigurosa.
Es curioso, pero la jerga pedagógica se ha vuelto tan complicada que, cuando se trata de asuntos de educación, mejor se entiende a un político que a un pedagogo. De todo lo dicho por el Presidente del Gobierno me quedaría con dos ideas hoy completamente olvidadas: que el individuo es responsable de su propia educación y por tanto de su propio futuro, y que la educación que demos a nuestros jóvenes debe ser lo suficientemente abierta como para que de ella surjan personas con espíritu crítico.
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