De un tiempo a esta parte se han multiplicado las actividades culturales. No ya en Madrid o Barcelona, en cualquier ciudad hay todos los días exposiciones, conferencias, presentaciones, mesas redondas. Mi experiencia me dice que cada vez hay más público para los mal llamados “eventos”. Es una consecuencia de la jubilación anticipada, de los estudiantes que alargan la carrera, de las amas de casa con estudios. También puede ser, negativamente, un efecto del cansancio de la televisión. Influye mucho la generosa oferta de las cajas de ahorros, fundaciones y otras entidades sin ánimo lucrativo. Estamos ante un fenómeno interesante. Habría que estudiarlo con calma. Por ejemplo, sería necesario cuidar un poco más la calidad. Se impone distinguir el original de la imitación. Vale la pena.
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