Menú
Amando de Miguel

Arcaísmos y neologismos

José Mª Navia-Osorio García-Braga acuña el término "asustadores oficiales". Son los apocalípticos que aseguran el calentamiento del planeta. Por ejemplo, a finales de este siglo la vegetación de Asturias será tropical.

La lengua es una corriente viva al desechar algunas voces que van cayendo en desuso y al introducir otras nuevas. En ambos casos los puristas se lamentan.

Joaquín Fanjul de Alcocer me pregunta por el significado de estos dos arcaísmos castellanos, "escullar" y "esluir", que él recuerda como acciones parecidas a "escurrir". El Diccionario del castellano tradicional de César Hernández Alonso trae "escullar" como gotear o escurrir un líquido de una vasija. El DRAE lo interpreta como un derivado de "escudillar", esto es, echar caldo en escudillas o tazones. En el Diccionario de Autoridades aparece "escullirse" (= deslizarse, caerse). No he encontrado "esluir" en ningún diccionario, pero en el de Hernández Alonso sí viene "esluciar" (= resbalar y perder el equilibrio). Todas las palabras reseñadas quizá se expliquen por contener el sonido <esl> asociado a una voz natural. Se podría agregar "escabullirse" (= huir, escapar).

Pedro Manuel Arauz Cimarra (Manzanares de la Mancha, Ciudad Real) me dice que en su comarca de origen, el Real Señorío de Molina, la tierra se dividía en sexmas (= la sexta parte). Cada sexma se dividía en veintenas (por los 20 pueblos que había en cada una de ellas) y cada veintena en quiñones (= la quinta parte).

Lo de las genealogías y heráldicas tiene sus aficionados. Agustín Martínez Tejeda (Torrelodones, Madrid) señala que, en los diccionarios antiguos, se recogía "abavúnculo" (= hermano de la tercera abuela). En efecto, así aparece en el Barcia, un estupendo diccionario etimológico de finales del siglo XIX. Pero se trata de un arcaísmo que no interesa mucho más allá de los amigos de los árboles genealógicos. El origen de ese palabro no está en "avúnculus" (= tío) como dice don Agustín, sino "abavus" (= abuelo). El sufijo "culus" sirve para expresar lo pequeño. Por lo mismo el prefijo "ab" equivale a "lejos".

Puestos ya con genealogías, don Agustín me critica que yo considere "contemporáneos" a Francisco Romero Robledo (1838-1906), "el pollo de Antequera", y Natalio Rivas (1865-1958). He escrito "contemporáneos" y no "coetáneos", y reitero lo dicho. Francisco Romero Robledo fue presidente del Congreso de 1902 a 1906 y Natalio Rivas ministro de Instrucción Pública en 1919. Con distinta edad, ambos fueron testigos del régimen que llamamos Restauración. Eso es lo que quise decir.

Pedro Liedo (Pachuca, Hidalgo, México) asegura que la voz "incluyente" se ha enraizado en el español de México y significa lo contrario de discriminante o clasista. Es una traducción del inglés inclusive, que también es un neologismo para significar "clasista". "Incluyente" está en el Diccionario de Seco y se aproxima al sentido que dice don Pedro. Podríamos aceptar el significado de "solidario o no excluyente". Así está en el Diccionario de Juan del Pozo. Supongo que pasa a ser parte de la jerga que justifica en España un extravagante Ministerio de Igualdad.

Mark Terrence Sánches (Estados Unidos) corrobora que inclusive es un terminacho de moda en los Estados Unidos para indicar que deben evitarse las palabras que se refieren a un solo género. Un ejemplo en español sería "los hombres", que debe evitarse si se quiere decir "la humanidad". Se podría pensar que ese escrúpulo es tontería.

José Mª Navia-Osorio García-Braga (en inglés se diría que es un hyphenated man: (un hombre con guiones en los apellidos) acuña el término "asustadores oficiales". Son los apocalípticos que aseguran el calentamiento del planeta. Por ejemplo, a finales de este siglo la vegetación de Asturias será tropical. De momento, don José Mª dice que no hay que alarmarse mucho, que el invierno pasado fue más bien frío. Por mi parte, no me alarma mucho que desaparezcan los castaños en Asturias; medrarán en Groenlandia. Después de todo, se llama así porque los vikingos la vieron verde. Los "asustadores oficiales" tienen ahora otro filón: la gripe A. Podrían haberle puesto un nombre terrorífico.

Dice don José Mª que la consecuencia de los "asustadores oficiales" es que las autoridades prohíben cada vez más cosas. Siguiendo esa línea, el hyphenated de Oviedo sugiere nuevas prohibiciones. Por ejemplo, la exhibición de películas americanas, la circulación de coches privados en los días festivos, los paraguas. Esa última sería "sólo por molestar". Más eficaz podría ser la prohibición de la internet excepto para los que tengan "una acreditación de internauta emitida por la delegación del Gobierno". Bueno, no les demos más ideas.

En Sociedad

    0
    comentarios
    Acceda a los 1 comentarios guardados