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Amando de Miguel

Correos: no hay solución

Mi experiencia con el servicio público de Correos es lamentable, a pesar de la dedicación de sus funcionarios. Todavía se reparten las cartas en una motillo; necesitarían una furgoneta. Así podrían llevar los paquetes a casa. Vivo en Pozuelo a escasos 15 kilómetros de la Puerta del Sol madrileña (donde en su día estuvo la central de Correos). Las cartas desde Madrid pueden tardar tranquilamente dos o tres días; a veces una semana. Un propio que las llevara caminando tardaría tres horitas. Ante la inutilidad de mis protestas, he decidido cambiar de pueblo. A ver si tengo más suerte.

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