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Amando de Miguel

Curiosidades onomásticas

Manix me señala algunas coincidencias divertidas con ciertos topónimos. Por ejemplo, la sede de la ONCE se encuentra frente al palacio de Buenavista, la de Alcohólicos Anónimos está en el paseo de los Olivos Borrachos y hay un Cementerio de la Salud.

Juan Manuel Pereira Pombo observa esa constancia de muchos apellidos castellanos terminados en <ez>, como en inglés añaden <son> o en los idiomas nórdicos el <sen>. Don Juan Manuel se extraña de esa coincidencia en el sistema de apellidos para indicar el "hijo de". No creo que sea nada raro. La función primordial del apellido es asignar a una persona su origen, bien familiar o geográfico. En la España rural, el adulto se dirigía al chiquillo desconocido con la pregunta "¿Tú de quién eres?". La pregunta está, incluso, en un villancico respecto del Niño Jesús, Jesús de Nazareth.

Juan Ramón Itirriagagoitia me pide la distinción entre "albacetense" y "albaceteño", gentilicios ahora tan usados para referirse al héroe Andrés Iniesta. Los dos términos me parecen correctos. Se derivan de una palabra árabe que significa "los llanos". Precisamente, en el municipio de Albacete hay un paraje, bellísimo, denominado Los Llanos o Dehesa de los Llanos. Hay una Virgen de los Llanos, por lo que, en Albacete, es frecuente que una mujer se llame Mary Llanos o simplemente Llanos.

Un libertario de Alcorcón (Madrid), que no quiere ser identificado, se queja de la manía de quitar el "Real" a la Real Academia Española. Por lo visto, la calle Fuencarral era antes "Real", pero se debió de cambiar en la I República. En cambio, en Alcorcón hay una plaza de la República, que no se sabe cuál es. Sería tan ambiguo como la plaza de la Monarquía. En definitiva, la Real Academia Española es así, y no la Academia Española o la Academia Española de la Lengua.

Alfonso Blanco-Rivas cuenta la historia de Venus, una empresa asturiana dedicada a la fabricación de azulejos. Su dueño se llama Marciano. Un buen día, ese hombre llamó a un nuevo proveedor de arcilla y le dijo: "Buenas, soy Marciano, de Venus, y llamo porque tengo problemas con la tierra". Le colgaron el teléfono. Es un buen ejemplo del efecto cómico que puede producir la polisemia de algunas palabras.

Manix me señala algunas coincidencias divertidas con ciertos topónimos. Por ejemplo, la sede de la ONCE se encuentra frente al palacio de Buenavista, la de Alcohólicos Anónimos está en el paseo de los Olivos Borrachos y hay un Cementerio de la Salud. Puede que algo de eso sea una broma, pero el otro día vi que un nuevo hospital mostraba el letrero de Área de Salud. ¿No sería mejor Zona de Enfermedad?

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