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Amando de Miguel

De los nombres propios e impropios

No es ninguna falta de respeto que el Papa de Roma sea llamado así; al contrario, revela una gran ternura. También recibe el nombre de Pontífice (= el antiguo sacerdote a cargo de las obras públicas) y de Santo Padre.

José Antonio Ruiz-Aragón Muñoz (Manzanares, Ciudad Real) protesta porque en este rincón de la pantalla se diga tantas veces "Manzanares de la Mancha", nombre que no existe. No se me irrite, don José Antonio. Al referirme a las localidades donde me remiten las opiniones, yo simplemente pongo lo que me dicen. Un corresponsal asiduo es Pedro Manuel Araúz Cimarra, que se dice residente de "Manzanares de la Mancha". Yo así lo transcribo. La verdad es que el topónimo resulta eufónico. Mayor invento es el de una región llamada "Castilla-La Mancha" y ahí está.

Julio Casanova se muestra indignado por la insistencia de Pedro Manuel Araúz Cimarra de llamar a su pueblo "Manzanares de la Mancha". El comentario de don Julio: "Manzanares es suficiente para manchegos y transeúntes medianamente ilustrados; ni necesita muletillas ni de sillas de ruedas." Bueno, tampoco es para ponerse así. Uno puede rebautizar los topónimos a su gusto, con tal de que no genere confusión. Estoy pensando que mi pueblo de nación bien podría ser "Pereruela de los Cacharros". Mi casa se llama ahora Cámelot de Fontenebro; un capricho.

Eduardo Fungairiño, maestro de curiosidades, advierte del despiste que puede ocasionar el uso vasquizante de algunos topónimos. Por ejemplo, Legutiano no es sino Villarreal de Álava, o Trabsond es Trebisondo. Por lo mismo, Burma no se traduce adecuadamente como Birmania (ahora Myanmar), Bejaia como Bujía o Izmir como Esmirna. Hace unos días he estado dictando una conferencia en la Universidad de Regensburg (Alemania). Consuela pensar que ese nombre también puede decirse como Ratisbona. De allí procede Juan de Austria.

Benjamín Bardiales Fraga opina que es una falta de respeto llamar al Papa de Roma por ese nombre. Además, no logra entender cómo es que papa procede de padre. Don Benjamín cita algunas teorías que interpretan la voz Papa como un acróstico: Petri Apostoli Potestatem Accipiens (= el que recoge la potestad del Apóstol Pedro) o Petrus Apostolus Princeps Apostolorum (= el Apóstol Pedro, príncipe de los apóstoles). No me convence la idea de los acrósticos. Sospecho que es una elaboración ex post facto. La explicación es mucho más sencilla. Pa es una voz natural que se asocia en muchas lenguas al padre. Se entiende, puesto que los sonidos ma, pa y ta son los primeros que pronuncian los infantes de muchas culturas. De ahí mamá, papá y tata (= criada). Hay muchos hipocorísticos con esas sílabas básicas. No es ninguna falta de respeto que el Papa de Roma sea llamado así; al contrario, revela una gran ternura. También recibe el nombre de Pontífice (= el antiguo sacerdote a cargo de las obras públicas) y de Santo Padre.

Lorenzo arguye: "Con el mayor respeto y sin ánimo de polemizar, solamente quiero decirle que, para traducir al castellano el nombre de la localidad gallega de Sanxenxo, habría que hacerlo por San Ginés, y no San Jenjo, que creo que no existe en el santoral". Tiene razón don Lorenzo. En gallego Xenxo equivale al castellano Ginés, al catalán Genis, el francés Genes o al italiano Genèsio. Es claro el parentesco con el griego Genesios (algo así como "el engendrado"). San Ginés de Arlés fue un santo muy venerado en la Edad Media y su devoción se introdujo en Galicia por los peregrinos que llegaban a Santiago. Pero, ¿qué le vamos a hacer?

En el idioma castellano quedó instalado lo de San Jenjo para la hermosa localidad gallega. En esto de los topónimos (como en tantas otras cosas) puede más la costumbre que la ley. Que conste que el "ánimo de polemizar" es una disposición bonísima. Sospecho que a los asesinos no les gusta polemizar.

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