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Amando de Miguel

Dificultades de vocabulario

José Ángel García-Escribano y López se lamenta del abuso del adjetivo “posible”. Por ejemplo, “lo mejor posible” debería ser “lo óptimo”, “lo más rápido posible” podría ser “lo más rápidamente posible” o “lo más rápido que se pueda”. Aceptado. El axioma de la elegancia léxica es no repetirse mucho. De pasada, don José Ángel me consulta si “rápidamente” lleva tilde. La Academia lo hace potestativo. A mí me suena mejor con su acento manifiesto.
 
Carlos Trénor Gomis me descubre una de mis tretas. Unas veces apelo al DRAE y otras al diccionario de Seco, según la fuente de autoridad que más me convenga. Es lo que hacen los abogados al defender a sus clientes: se apoyan en las normas que más favorecen a sus defendidos. En mi caso, el DRAE me sirve para establecer la palabra ya troquelada. El diccionario de Seco (y otros de uso) me dice cómo se utiliza la palabra en cuestión por los escritores. Son lógicas distintas.
 
David González Clavería (Zaragoza) da un brinco cada vez que oye lo de “el artefacto no ha causado daños personales”. En su opinión sería más llano decir que “la bomba no ha causado lesiones”. Peor sería decir que “el artefacto no ha causado víctimas” cuando hubo daños cuantiosos. Las víctimas son las personas que han tenido que soportar esos daños a sus propiedades, aunque no hayan sido lesionadas.
 
Luis Martín Jadraque me pregunta si se dice “ha habido muchos accidentes” o “ha habido muchos accidentes”. No hay duda. Ese verbo haber es impersonal y solo tiene una persona, la tercera del singular. En ese caso “accidentes” no es el sujeto sino el complemento directo. Por tanto, “ha habido” es lo correcto. En cambio, se puede decir que “hemos tenido muchos accidentes” o “se han registrado muchos accidentes”. Aun así, el horrísono han habido lo dicen muchas personas de la zona catalana o valenciana y también algunas de Hispanoamérica. Sigue sonando mal.
 
Por otra parte, Luis Martín Jadraque afirma: “Se oye continuamente que algo ya conocido se da por descontado, cuando lo correcto es que se da por decontado”. Pues no, señor. Ese decontado no existe. Dar algo por supuesto equivale a darlo por descontado. Ese terminacho se emplea mucho en la jerga económica, en el sentido de “cosa sabida”.
 
Miguel Ángel Bartolomé defiende que la coma decimal debe ponerse arriba. Por ejemplo 24’5 (= veinticuatro coma cinco). No creo que sea un buen recurso. En español es mucho más corriente el uso de 24,5. La coma superior es útil para los nombres de origen gaélico. Por ejemplo, ¿Dónde estará mi amigo de la infancia Arturo O’Neil? La versión autóctona es “Eugenio d’Ors”, seguramente italianizante. La duda es si debemos pasar a la forma anglicana: 24.5 (veinticuatro punto cinco) para la función decimal. De momento, mejor seguir como estamos. El punto sirve mejor para superar unidades de mil, de millón, etc.
 
Fernando Rodríguez tiene dudas sobre la voz irremisible. ¿Equivale a “sin perdón” o a “sin remedio”? Ambas cosas. Remitir vale “perdonar” en el lenguaje jurídico o moral. Pero el perdón no deja de ser un remedio. Luego los dos sentidos se hallan emparentados. Pero mejor será decir “irremediable” para lo que no tiene remedio.
 
No tengo espacio para contestar a los muchos correos que me llegan sobre el asunto de la tilde en las mayúsculas. Me siento apabullado por la demostración de que ignoro las dificultades que tenían los impresores con las tildes en las mayúsculas. Bien, pero ahora ya no hay plomo en las imprentas (como no hay prensas). Por tanto, con la impresión electrónica no hay por qué despojar a las mayúsculas de sus correspondientes tildes.

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