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Amando de Miguel

Ecos de un disparate académico

Por si pudiera servir de prueba el último día del curso, el 29 de mayo, me someto a una prueba pública para ver si soy capaz de dar una clase. Daré esa lección en el salón de actos de la Facultad de Políticas y Sociología a las 11 de la mañana.

Javier Orrico, buen conocedor de nuestro sistema educativo, desliza este comentario a propósito de la decisión de la Junta de Facultad (la mía) de rechazar mi solicitud para profesor emérito:

A De Miguel ya lo habían echado de Cataluña veinticinco años antes los terroristas de Terra Lliure, y ahora lo echan de la universidad los nuevos fasciprogres que ya empiezan a poner en marcha, sin duda, el cordón sanitario demandado semanas atrás por los artistas orgánicos. De momento se desconoce dónde van a comenzar a montarse los gulag, si bien, ya que aquí no hay Siberia, un buen sitio podría ser la montaña leonesa donde se hielan las piedras, o las estepas soriana o turolense.

Me anima mucho Guillermo Cuevas (un exitoso antiguo alumno) con este desahogo: "Los que aprendimos de ti siempre pensaremos que has sido un profesor extraordinario. Siempre estás dispuesto a aprender, así se puede enseñar".

José Mª Navia-Osorio, siempre tan simpático y tan coñón, realiza un ejercicio estadístico. Ha entrado en el Google y la referencia "Amando de Miguel" cuenta con 67.000 entradas. Añade:

Sigamos con el juego ¿por qué no buscamos las referencias de los nombres de las personas que han pensado que Vd. no es idóneo para ser profesor emérito? Seguro que nos reímos.

Lo malo es que no puedo dar los nombres de los que votaron en contra de mi solicitud porque la votación fue secreta. Extraño caso.

Alejandro Pérez Ramos me envía una línea gracianesca: "Es gran mérito no ser emérito".

Daniel Colomar Dugo (estudiante sevillano, ahora erasmus en Colonia) me recuerda lo que dice su abuela, que "cuando el sabio no aplaude, malo; si el tonto aplaude, peor". Así pues, me da la enhorabuena porque "a usted los sabios le llevan aplaudiendo mucho tiempo y los tontos más vale que, como se produce en este caso [lo del emeritazgo o emeritazo], jamás lleguen a hacerlo".

José-Paulino Cañas Escamilla (Granollers, Barcelona) me envía un entrañable ismael. Copio:

Le agradezco su sabiduría, con la que nos ha deleitado a tantos y tantos admiradores, y me encanta recordarle en este momento su disponibilidad a ocupar "la silla vacía" del programa de televisión La clave, que tanto hizo por la reconciliación democrática entre los españoles y al que usted asistió en bastantes ocasiones para agrado mío y de tantos "alumnos catódicos". Permítame que le dé un abrazo, don Amando. Usted sí sabe latín y, por tanto, conoce la traducción de su nombre: "que debe o tiene que ser amado." ¡Pues claro que le amamos, querido maestro!

Rafael Felipe Montoya (Córdoba, Argentina) me comunica que la revista Semana ha publicado una antología con los cien mejores escritos en castellano de los últimos 25 años, entre ellos uno mío. Es una satisfacción.

Álvaro Vivar (Madrid) es otro de los que me felicitan por mi revés académico:

Puede estar vd. orgulloso porque, dados los tiempos que corren, el que haya sido objeto de este desprecio viene en realidad a demostrar su gran valía (de hecho, tiendo a desconfiar de quienes reciben los parabienes de la actual horda pseudo-intelectual progre que nos invade, pues ello suele indicar más bien poca altura intelectual).

Teresa Herrera (antigua alumna) se sincera:

Quiero que sepas que lo que han intentado hacer contigo es repugnante, yo he sido una alumna tuya y tú uno de los pocos profesores que me han enseñado Sociología en nuestra queridísima Complutense. Y digo que han intentado porque considero que no lo han conseguido, ellos que tanto hablan de respeto y de talante deberían saber que las voces que más se intentan ocultar son las que más alto terminan sonando. Por la libertad de expresión y contra los necios que pésimamente dirigen una de las grandes instituciones de este país que es la Universidad pública, no debes dar por perdida esta batalla. Que sepas que muchos te apoyamos y seguimos.

Francisco Mora (antiguo alumno de la Complutense) protesta "por la injusticia que los sindicalistas (esos gandules) han propuesto y, parece, conseguido al evitar su nombramiento de facto, que no de iure, como profesor emérito. Sé que algún día no muy lejano será reparada". Insisto en que la propuesta de la Junta de Facultad (auspiciada por los sindicatos de partido) podría ser reparada por el Rector, pero el actual Rector es una criatura de Comisiones Obreras. De todas formas, la humillación ya está hecha. Mis compañeros han determinado que yo no debo seguir enseñando a los alumnos de la Complutense. Por si pudiera servir de prueba el último día del curso, el 29 de mayo, me someto a una prueba pública para ver si soy capaz de dar una clase. Daré esa lección en el salón de actos de la Facultad de Políticas y Sociología (Campus de Somosaguas, carretera de Húmera) a las 11 de la mañana. Realmente es el rito establecido de la última lección de la carrera de profesor activo. Están invitados los libertarios francos de servicio. Hablaré de algo que les va a resultar familiar y estimulante.

Esperanza Rodríguez (antigua alumna de uno de mis cursos) me regala los sentidos con este comentario:

Sigo a menudo sus intervenciones en distintos medios de comunicación y quiero decirle que es usted un ejemplo de saber estar y de saber transmitir sus conocimientos. Para mí era un placer acudir a sus clases y no un suplicio como pasa a menudo en esa facultad, con muchos otros profesores, que usted tan bien conoce. Seguramente si esas personas que le han negado el título de profesor Emérito hubiesen asistido a alguna de sus clases o se hubiesen preocupado de preguntarnos a los alumnos, no hubieran tenido más remedio que otorgarle, no sólo el título de profesor Emérito, sino muchos otros.

Juan Ponce me retribuye con este juicio: "La clase, si quiere, puede impartirla desde LD y así habrá más afortunados que los que caben en el aula". Espero que, a estas alturas, después de tantas protestas populares, el Rector, conmovido, firmará el emeritazgo. En plena campaña electoral para el rectorado, le conviene un movimiento así. Es algo parecido a la situación de lame duck (= pato cojo) que dicen en los Estados Unidos para los cargos políticos. Emplazados para cumplir su mandato, los políticos electos firman lo que se les ponga por delante en las últimas semanas de su cargo. En este caso el rector Berzosa se expone a que el sindicato comunista se irrite, pues a esa protección debe su cargo. Interesante drama.

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